Durante los últimos días, se ha podido ver a un grupo, o mejor dicho, una familia muy particular paseando por las calles de Benidorm. Se les ha visto, por ejemplo, vistiendo todos de verde, o maravillándose frente a las luces, bailando al son de la música o, simplemente, paseando su bastón por la avenida del Mediterráneo. Si no fuera porque son muchos, y porque todos ellos son mayores, podrían pasar por una familia cualquiera. Una gran familia cualquiera.
“Es un proyecto que tiene la ONCE que está dedicado para pensionistas afiliados de toda España que no tengan familia o que tengan la familia lejos”, explica José Ángel Monereo, coordinador del programa Navidad en Familia 2024. Lleva casi 20 años al mando del mismo, aunque nos cuenta que su nacimiento es incluso anterior. “Nace con la idea de que nadie esté solo en Navidad y pueda encontrarse con su otra familia, que es la ONCE”.
De este modo, se reúne a 234 personas ciegas o con problemas de visión, que sean mayores y vivan solas, en un hotel del territorio nacional para pasar juntos las fiestas. Junto a José Ángel, están también otros diez monitores asociados al proyecto, “encargados de velar precisamente por este grupo”, y para apoyarles en tareas prácticas como ir al banco o a una tienda si “no se encuentran capaces de hacerlo”; más el propio personal del hotel, animadores propios que realizan actividades para los clientes de allí, entre los cuales se incluyen los participantes en el programa.
Este año, el hotel elegido ha sido el Poseidón Resort. “El tema de las actividades es un abanico muy amplio en el que conjugamos todo lo que el hotel tiene, más nuestra incorporación propia de nuestras actividades”, específica el coordinador. De este modo, estos dos centenares y medio de personas han hecho tiktoks, han realizado una marcha vestidos todos de verde por el paseo marítimo, una fiesta de disfraces y asistido a diferentes funciones y espectáculos.
También han celebrado Nochebuena y la Navidad de la mejor manera, es decir, “como una familia normal y corriente”. Una cena “con su marisco, con su vino, con su brindis de cava, con villancicos y la llegada de Papá Noel”. “De hecho, esto es lo más bonito”, subraya José Ángel, “que sea lo más integrador e inclusivo posible, para que casi no noten la diferencia y que la discapacidad sea solo una nota más, que no tenga nada diferente de una familia”.
Para ello, fue necesario preparar antes los hoteles para que estas personas pudieran estar lo más cómodas posible. “Intentamos el máximo de adaptación posible, pensando que es imposible una adaptación del 100%”. Resuelven distintos obstáculos, que van desde las ya conocidas barreras arquitectónicas hasta cosas más simples como las mesas del comedor, a las que en algunas ocasiones les resulta difícil llegar por las barreras del camino.
Eso sí, se trata de un grupo grande y muy diverso, en el que cada persona tiene su propio contexto y también sus propias limitaciones. Hay personas que no tienen capacidad suficiente para moverse con total autonomía, mientras que otras disfrutan de una mayor movilidad. El objetivo de José Ángel y su equipo es, a fin de cuentas, que durante los días que dure el programa, del 22 de diciembre al 2 de enero, vivan la vida con la mayor normalidad alcanzable.
“Si estuvieses aquí, verías cómo hay muchas personas ciegas que con su bastón ya conocen un poco el camino y se mueven perfectamente por el hotel”, destaca el coordinador, que también subraya que “a pesar de la edad, a pesar de la discapacidad, son personas muy valientes que lo que realmente quieren y por lo que nosotros también luchamos es para que tengan una vida lo más autónoma posible”.
Esa valentía se traduce en un ánimo y una voluntad por hacer cosas inmejorables. “Hay personas que igual han perdido a familiares o que a lo mejor tienen los hijos en otro país”, incide José Ángel, que no obstante cree que la posible tristeza que esto les pueda provocar “se les cambia cuando llegan aquí”. “Yo noto desde el primer día un choque de emociones, de por un lado ver que no estás con tu familia, pero por otro lado te juntas con amigos y con gente”. El resultado de este encuentro de personas y sentimientos es “una historia muy bonita, que merece ser contada”.
Para Nochevieja, tienen preparada una velada, también muy tradicional, “con nuestro cotillón, con nuestra gente vestida para la ocasión, con todo lo que uno pueda imaginar que es una Navidad fuera de casa, en un hotel y con comodidades”. A las 12 sonarán las campanadas, y comenzarán el Año Nuevo juntos para pasar un último día en Benidorm en un viaje que, para varios de ellos, ha sido la primera oportunidad en mucho tiempo para salir de su casa o de su pueblo. Un viaje que, también, todos tardarán mucho en olvidar.