domingo, 2 noviembre, 2025

Fiesta, brillo y reclamos en la Marcha del Orgullo Gay

Este sábado se realizó por el centro porteño la 34ª Marcha del Orgullo LGBTIQ+. Cerca de las 16 la Plaza de Mayo parece un universo paralelo. El gris habitual de la calle desaparece bajo una marea de colores que se mueven al ritmo del remix que suena desde el escenario principal. “Soy lo que ves”, suena Lali Espósito desde los parlantes, y la multitud estalla en un coro compartido. Lali vuelve a ser bandera e icono de una marcha del orgullo, como en ediciones anteriores.

Acompañados de un sol brillante y un calor primaveral, los abanicos de colores se agitan con la misma energía con la que flamean las banderas de arcoíris. Nadie parece tener apuro. Se vive como una fiesta. En cada rincón se forman grupos que bailan, se abrazan, se pintan la cara unos a otros o se hacen selfies con las columnas del Cabildo de fondo. El negro, hoy, no tiene lugar: hay brillos, lentejuelas, plataformas y cuerpos libres.

Cerca de las 17, desde el escenario principal se da inicio a la marcha hasta el Congreso mientras suena el himno nacional. “Para mí esta es la Navidad del orgullo”, dice riéndose Agustina Ramírez (26), que llegó desde Avellaneda con un vestido hecho por ella misma con retazos de tela en los seis colores de la bandera LGBT.

“Todo el año trabajo en una oficina donde todavía tengo que explicar por qué mi novia se llama Belén. 2025 y todavía esto parece extraño para algunas personas y te vuelven a repreguntar si escucharon bien el nombre o me preguntan ‘¿Es mujer?’. Pero hoy no tengo que explicar nada. Acá todos entendemos lo que significa existir sin permiso”, describe a Clarín.

A pocos metros, un grupo de amigos improvisa una coreografía con abanicos de colores. Se mueven en círculo, cada paso marcado por el remix que ahora repite frases de Moria Casán: “¿Quiénes son?”. “Moria es nuestra madrina espiritual”, dice Juan Cruz (34), maquillado con purpurina plateada. “Ella nos enseñó que el brillo no se negocia. Y que hay que ser uno. El primer ícono gay”, sentencia.

La marcha junto fiesta y reclamo. Foto Mariana Nedelcu

Sobre las escalinatas de la Catedral, un grupo sostiene una pancarta que dice: “Sin nosotras no hay orgullo”. Entre ellas está Marina (41), que cuenta que viene marchando desde hace tiempo. “Durante mis largos pasos vi cambiar muchas cosas, pero hay otras que todavía duelen. Nos siguen matando, nos siguen negando trabajo a nosotras las chicas trans. Por eso vengo, para que la fiesta también sea memoria”, remarca.

El ambiente mezcla fiesta y reclamo, como una celebración que no olvida sus heridas. “Es nuestra primera marcha juntos”, cuenta Carlos Valdibesio (51), con los ojos húmedos tomado de la mano de su pareja Marcelo. “Nos conocimos hace cuarenta años, cuando todavía era peligroso mirarse. Hoy podemos venir así, sin miedo. No sé si soy feliz, pero me siento libre. Y eso ya es un montón”, manifiesta.

A lo largo de Avenida de Mayo, los carros con parlantes van avanzando hacia el Congreso. Hay drag queens montadas sobre plataformas imposibles, adolescentes con glitter hasta en los codos, familias con chicos que llevan en la espalda carteles de cartulina hechos a mano: “Mi mamá tiene novia y yo tengo dos amores”. La diversidad se respira, se ve, se escucha.

Hubo muchos pedidos por el colectivo trans. Foto Mariana Nedelcu

Cerca del escenario, un grupo de personas mayores reparte volantes del Archivo de la Memoria Trans. Una de ellas, Malena (59), explica: “Marcho por las que no llegaron. Por las que murieron en los 80, por las que no pudieron envejecer como yo. Cuando escucho a las pibas decir que hoy pueden estudiar, amar o mostrarse sin miedo, siento que valió la pena”.

Marisol sostiene un cartel escrito sobre un pedazo de cartón que dice “Ni necesito tu bendición para existir. Mi orgullo es mi propio bautismo”. Viene desde Almagro y es su tercera marcha. El cartel no lo sostiene por ella, es por su hermana. “Mi hermana más chica hace tres años nos dijo a la familia que le gustaban las chicas. Si bien nos sorprendió, todos queríamos apoyarla y para mí estar acá es apoyarla, acompañarla. Ella es también la que siempre nos cuenta de las desigualdades del colectivo, las políticas que se van recortando y lo que aún falta”, cuenta.

Convocatoria. De la Marcha del Orgullo. Foto Mariana Nedelcu

La música sube de nuevo, ahora con un remix de “Disciplina”. La plaza entera se convierte en una pista de baile. Hay cuerpos desnudos cubiertos de pintura flúor, otros envueltos en banderas, otros vestidos de gala. Cada uno, a su manera, parece decir lo mismo: que el orgullo no es solo una fecha, sino una forma de vivir.

“Vengo con mi hijo de seis años todos los años”, cuenta Lucía (35), mientras el nene corre con una capa de lentejuelas. “Quiero que crezca sabiendo que hay mil formas de ser feliz. Que nadie tiene derecho a decirte cómo amar. Esta marcha es eso: una escuela de libertad al aire libre”, cuenta.

Las voces del orgullo

Durante la 34ª Marcha del Orgullo en Buenos Aires, distintas organizaciones del Frente Orgullo y Lucha reafirmaron su compromiso con la diversidad, los derechos humanos y la resistencia ante los discursos de odio. Ricardo Vallarino, presidente de la Asociación Civil 100% Diversidad y Derechos, aseguró que “la fuerza del orgullo está intacta” y destacó que “la sociedad argentina volvió a acompañarnos con cientos de miles de expresiones de apoyo y afecto, reafirmando que el amor y la igualdad siempre vencen al odio, aun cuando es propagado desde la cima del poder del Estado”.

Desde La Rosa Naranja, Marcela Tobaldi remarcó la importancia de sostener las luchas del colectivo travesti-trans. “Un año más logramos construir esta presencia colectiva para celebrar el orgullo”, dijo. “Como personas sobrevivientes del sistema prostituyente y de la violencia institucional, con nuestros cuerpos y nuestras voces en la calle reclamamos reparación histórica para las compañeras travestis y trans adultas mayores”.

Desde la Comisión Organizadora de la Marcha del Orgullo – Línea Histórica, el documento político de este año volvió a marcar el rumbo de la movilización con una consigna clara: “El orgullo vence al odio”. El texto llama a “seguir luchando con las banderas del orgullo antifascista, antirracista y latinoamericano” y denuncia la “retórica violenta, misógina y LGBTINB+ odiante del presidente Javier Milei”.

Los manifestantes apuntaron contra el Gobierno nacional. Foto Mariana Nedelcu

Además, advierte contra “las ideologías supremacistas que pretenden dividir la humanidad entre vidas valiosas y vidas descartables” y también reclama “reparación histórica» para travestis y trans mayores.

El documento exige además “la derogación de los DNU 61 y 62 de 2025, que atacan el derecho a la identidad de género y cercenan los derechos de acceso a la salud de las adolescencias trans”. Y convoca a “un gran acuerdo democrático contra los discursos de odio, para defender la vida, frenar la violencia fascista y abrir un horizonte de convivencia democrática”.

El texto que se leyó como todos los años cierra con un llamado a no rendirse: “No tenemos miedo. No negociamos. Vamos a vencer. Queremos una sociedad que respete a todas las diversidades, que garantice trabajo, salud, educación y vivienda. Queremos vivir sin violencia”.

AS


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