viernes, 19 septiembre, 2025

Claudio Lozano: «No hay garantías de que Milei llegue a octubre»

El economista Claudio Lozano sostuvo que “no hay garantías» de que el gobierno de Javier Milei «llegue a octubre». En diálogo con Modo Fontevecchia, por Net TV y Radio Perfil (AM 1190) señaló que el programa actual fue sostenido por organismos internacionales, aunque alertó por la crítica situación de las reservas. El exdirector del Banco Nación también se refirió a la causa Vicentin, en la que intervino como denunciante por un presunto fraude de 270 millones de dólares contra el Estado.

Claudio Lozano es economista y fue director del Banco de la Nación Argentina. También se desempeñó como diputado nacional por la Ciudad de Buenos Aires en representación del partido Unidad Popular. Actualmente es el presidente del Partido Unidad Popular y coordinador del Instituto de Pensamientos y Políticas Públicas.

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Existe esta idea de que los dólares alcanzan para mantener el techo de la banda hasta las elecciones de octubre, y que luego de eso va a depender del resultado electoral. ¿Crees que puede no llegar a octubre? ¿Cómo ves el panorama cambiario?

Creo que si los actores del poder se lo permiten, va a llegar a octubre, del poder que define el mercado. Me parece que lo que en todo caso queda fuera de discusión es que el conjunto de inconsistencias que tiene este programa sí le plantea fecha de vencimiento, y la fecha de vencimiento ya está. Ya te diría que ya venció: venció en abril. Esto lo salvó el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial y el BID, con 42.000 millones de dólares de nueva deuda pública. El alineamiento con Trump es lo que en todo caso lo salva y le colocó un respirador artificial que lo trajo hasta acá, pero del mismo modo que entraron del FMI 14.600 millones de dólares, se fueron por salida de capitales 14.200 millones en cinco meses.

Si tomas el conjunto de los primeros siete meses del año y sumas que pagaste 10.000 millones de dólares de deuda pública y se te fueron 6.300 millones por turismo, se te fueron en siete meses 30.300 millones de dólares, que son el 70% de las reservas brutas que tiene Argentina. De cara al próximo año hay 19.000 millones de vencimientos contra 40.000 millones de deuda bruta. Es decir, está comprometido uno de cada total de reservas brutas, no propias. Esto está terminado. Habrá que ver cómo se alinean los planetas en términos políticos para que llegue o no llegue, pero está terminado.

¿Después de las elecciones está terminado?

Está terminado después de las elecciones, pero si tiene que seguir vendiendo 370 millones de dólares diarios, está terminado antes. Creo que pasó ayer, el sostén político se agotó. Hay que ver cómo se reinventa este Gobierno para reconstruir algún tipo de plafón político. Me resulta difícil pensarlo por las características que tiene. Y está reclamando un nuevo sostén externo.

El problema es que este tipo de políticas reclama permanentemente mayor endeudamiento o ingreso de capitales de algún tipo. Está limitado, y está reclamando correcciones que el Gobierno, por lo menos hasta octubre, no va a hacer. Así que de acá a octubre el Gobierno agrava el cuadro porque la decisión de no devaluar y de no modificar el régimen cambiario para tratar de llegar con una ficción de control inflacionario lo ha llevado a confrontar incluso con los propios factores de poder que lo han sostenido hasta acá. Entonces, sostén político no hay y sostén externo está por verse.

No hay garantía de que Milei llegue a octubre ni tampoco de que en octubre le vaya bien, porque además ingresó en un declive general la imagen y la palabra del Presidente. Hemos tenido a alguien con un nivel de intervención política violatorio de manera sistemática de la Constitución Nacional, que ha devenido en procesos de autoritarismo, represión y corrupción muy importantes. Esto tiene mucho olor a final, y creo que más tarde o más temprano habrá que discutir algún tipo de solución institucional.

Analicemos el tema de Vicentin. Me gustaría que, nos hagas una síntesis de lo que pasó con Vicentin, lo que vos denunciaste y lo que está pasando ahora.

Lo que está pasando ahora es que una causa que comenzó con el primer informe que yo hice allá por febrero de 2020 fue tomada en ese mismo momento por un particular que hizo una denuncia penal y la llevó al fiscal Gerardo Pollicita, quien comenzó la investigación. En marzo de 2020 hice la presentación testimonial ante el fiscal y llevé todos los elementos.

Lo que había pasado es que el grupo empresario Vicentin tenía una connivencia política con el gobierno de Mauricio Macri, y el propio expresidente hablaba con el presidente del Banco Nación, Javier González Fraga, para que Vicentin no tuviera problemas de financiamiento crediticio. Vicentin tenía abierta una línea de crédito de prefinanciación de exportaciones que a partir de 2018 queda sin calificación de riesgo. Operaba sin cumplir con las normas internas del banco y desde 2019 tampoco cumplía con las normas generales del sistema financiero, que establecen un límite para el crédito que puede tener un grupo empresario respecto al patrimonio del banco. Vicentin tenía una deuda con el Banco Nación que superaba el 15% del patrimonio del banco, lo cual no estaba permitido. A partir de agosto, luego de la derrota de Macri en las PASO, Vicentin dejó de pagar la línea de prefinanciación, pero siguió tomando crédito.

Lo más claro de la connivencia fue que había una cuenta en garantía en el banco respecto al crédito que tenía Vicentin, por donde ingresaban los dólares de las exportaciones. Esa cuenta acumuló 791 millones de dólares hasta diciembre de 2019. No podían tocar esos dólares, que representaban más del doble del crédito que Vicentin tenía con el banco y que no había pagado durante seis meses, con calificación vencida desde dos años atrás.

Esos 791 millones, ¿quién los tenía?

Los tenía Vicentin. Es el monto de crédito.

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Es decir que en lugar de pagarle al banco, se quedaba con los ingresos de los dólares de las exportaciones…

Sí. Financiaba exportaciones y derivaba recursos al exterior. Hubo un discovery llevado adelante por bancos extranjeros que detectó desvíos a paraísos fiscales. A partir de 2012, el grupo comenzó a trasladar su cabeza a Uruguay, conformando el holding Vicentin Family Group y transformando a Vicentin Argentina en un lugar de acumulación de deudas, mientras derivaba fondos hacia afuera. Lo que quedó acá fue una especie de cáscaras de deudas.

Lo importante es que esos dólares estaban en una garantía donde el banco podría haberlos ejecutado y recuperar el dinero. Pero lo que hicieron las autoridades con González Fraga fue autorizarle a sacar todo ese dinero. Cuando ingresamos al banco, la cuenta en dólares ya estaba vacía. Consecuentemente, Vicentin presentó su pedido de concurso de acreedores.

¿Cuánto aportó Vicentin a la campaña de Juntos por el Cambio?

Era el principal aportante de la campaña de Juntos por el Cambio. Uno de los directivos del grupo era presidente del PRO en Santa Fe, y eran conocidas las visitas de Macri a los campos de Vicentin. Había una relación directa con el expresidente. Y era vox populi al interior del Banco Nación y en las líneas de gerencia que cualquier dificultad que se planteaba generaba debate. Obviamente, cuando la línea discutía con Vicentin sobre el mantenimiento de la línea de créditos, las irregularidades aparecían y había debates con la gente de riesgo. Básicamente, lo que comentaban todos era cómo Vicentin tenía acceso directo a la Casa Rosada, y cómo desde allí, los llamados a González Fraga facilitaban este tipo de situaciones.

Otro tema que te marcó en el pasado reciente es tu discusión dentro del oficialismo de aquel entonces, bajo la presidencia de Alberto Fernández, sobre la política económica. Me gustaría un réquiem de lo que fue aquello, primero con Martín Guzmán y después con Sergio Massa.

Nosotros tuvimos un desacuerdo general desde un comienzo. Vicentin, en todo caso, fue uno de los casos que lo evidencia, porque para nosotros, Vicentin, en el marco de esta creencia privilegiada que el banco tenía de 300 millones de dólares, permitía tomar control sobre la empresa y conformar una empresa mixta entre el Estado y los productores, que actuara como testigo de un comercio de granos que es absolutamente opaco en Argentina.

Este comercio tiene un sistema de triangulación entre Paraguay, Rosario y Montevideo, por el cual, por cada dólar que ingresa a Argentina, un dólar queda fuera. Se pierden muchos millones de dólares y mucha recaudación fiscal debido a la elusión o evasión legal existente en el comercio exterior. No hubo voluntad por parte del gobierno de Alberto Fernández de avanzar en esta dirección. Desde nuestra perspectiva, para retomar el control de la economía argentina, una regulación diferente del comercio exterior es absolutamente imprescindible. Un control más claro sobre la oferta de divisas es clave para estabilizar la economía.

En segundo lugar, la discusión sobre la deuda fue débil. Creemos que, desde la Constitución Nacional y la legislación argentina, el endeudamiento que tomó Macri con el Fondo era nulo. Además, desde el estatuto del Fondo, las relaciones con Argentina estaban plagadas de irregularidades. Actualmente, el Fondo autorizó a Luis Caputo a vender dólares, cuando su propio estatuto establece que si los dólares entran por una ventanilla y salen por otra, debe interrumpir la asistencia financiera. Por lo tanto, el Fondo no podía prestarle a Argentina más de 50.000 millones de dólares. Solo podía permitir entre 20.000 y 22.000 millones.

Había una discusión que permitía que Argentina llevara el caso al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, planteando la corresponsabilidad del Fondo en la crisis argentina. Esto hubiera dado al país un margen de negociación distinto, y lo hubiera salvado de quedar atrapado en un régimen de política recomendado por el Fondo que no se ajusta a las necesidades de Argentina. Nuestro desacuerdo con la política económica, tanto en la etapa de Martín Guzmán como en la de Sergio Massa, fue permanente.

Luis Caputo ratificó que el gobierno cumplirá con la deuda, pero no explicó cómo

¿No hubo diferencias entre Guzmán y Massa?

Guzmán creyó que una negociación armónica con el Fondo le daría contemplación, traducida en reducción de sobrecargos, mejora de plazos o reducción de capital. Nada de eso ocurrió. Me sorprendió, porque es especialista en estas cuestiones, pero a veces ciertas miradas cargadas de tecnicismo pasan por alto que se juegan otras cosas.

Lo que no se entiende es que el crédito del Fondo y su función hoy es distinta a la de otros tiempos. No es un crédito standby tradicional ni de facilidades extendidas: es un crédito de claro contenido geopolítico. El Fondo es hoy una herramienta de la estrategia de política exterior de Estados Unidos en el marco del conflicto con China, vinculada centralmente a frenar la influencia china sobre América Latina y, particularmente, sobre Argentina.

Por lo tanto, el control estricto sobre la política local es una definición. Estos créditos trascienden gobiernos. Fueron dados para Macri, independientemente de su suerte, y para sostenerlos con Alberto Fernández y son Milei, sin importar la suerte que tenga. Van a seguir controlando el destino de Argentina porque el objetivo principal es frenar la influencia china. Eso viene de la mano de otras cuestiones como la discusión de la base asociada en Usuahia para acceder al continente antártico, a una base americana cercana a Vaca Muerta y a la zona donde está la base china en Neuquén. Se pierde de vista que esta es una discusión diferente a la de otros tiempos. No se trata solo de un problema financiero con el Fondo.

¿Y el próximo gobierno?

Deberá plantear lo mismo. Hay que discutir con la ley en la mano, con la jurisprudencia argentina, con la tesis de la deuda odiosa a nivel internacional y con las irregularidades del Fondo. Hay que llevar al Fondo ante sus verdaderos mandantes, que son las Naciones Unidas, no el propio Fondo. Después del acuerdo con Argentina, el Fondo hizo autocrítica y limpió a todos los responsables del crédito a Argentina. La responsable del área de estrategia y táctica del Fondo denunció la imposibilidad de pago del crédito y renunció. Ahora vuelven a dar créditos. La pregunta es por qué le dan a Argentina algo que sabían era impagable. La razón es simple: es una correa de control sobre el rumbo del país, más allá de quién gobierne.

TV/ff

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