lunes, 4 agosto, 2025

Sigue el despilfarro: la hipertrofia estatal y la prostitución de las intendencias

En un país de apenas 3.500.000 habitantes y 176.215 km², resulta inaceptable que existan 19 gobiernos departamentales y más de 125 municipios: todos con sus respectivos alcaldes, concejos municipales, oficinas, vehículos, funcionarios y un absurdo gasto de dinero público.

Uruguay cuenta con una estructura nacional que ya de por sí es obscena: 14 ministerios con sus correspondientes secretarías, direcciones, divisiones, asesores y decenas de miles de funcionarios públicos.

Bajo la indeseada lógica de “acercar el Estado al ciudadano”, la burocracia se ha triplicado causando un costo insostenible para el contribuyente y reproduciendo, a nivel departamental y municipal, funciones ya existentes dentro del gigantesco e ineficiente gobierno nacional.

El desvío de las intendencias del rol que les corresponde para acomodar a los compañeros

Las intendencias existen para encargarse de los servicios básicos: limpieza, caminería, alumbrado, ordenamiento territorial. En la práctica, cada vez se parecen más a mini Estados compravotos.

| Redacción

Lo que comenzó como descentralización administrativa ha terminado en una fuente que alimenta a la militancia, que les asegurará la reelección, con el hambre de los contribuyentes.

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Lejos de descentralizar, Uruguay fomenta una ingeniería institucional que responde al reparto político. Los uruguayos sostenemos tres niveles monstruosos de gobierno, para obtener a cambio servicios públicos vergonzosos.

De intendente a presidente

El caso de Canelones, administrado desde 2015 a 2024 por Yamandú Orsi, es absurdo: tiene 32 municipios. Solo en 2024, la intendencia habilitó un fondo de hasta 3.600 millones de pesos para proyectos de “desarrollo social, cultural y ambiental”.

Oficinas departamentales de género, direcciones sociales, unidades con perspectiva de derechos humanos, programas culturales para los “artistas” zurdos, mientras que en el pozo más chico se bañan los canarios cuando llueve.

Las intendencias ya no asfaltan calles. Hoy se encargan de competir con el MIDES, el INJU o el MEC en progresismo performático.

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¿En qué quedamos, Yamandú?

Mientras promueve la descentralización, Yamandú Orsi tiene la «brillante» idea de crear un “Banco Municipal”. Unifica la recaudación de impuestos municipales bajo un organismo centralizado, que redistribuiría esos fondos a las 19 intendencias.

Pero este mecanismo diluye la responsabilidad directa de cada gobierno departamental sobre sus propios recursos, y opaca la rendición de cuentas local ante los contribuyentes.

USD 80 millones para el progresismo

El pasado 30 de julio se firmó un acuerdo mediante el cual el gobierno nacional se comprometió a transferir 80 millones de dólares a las intendencias, la mayor cifra en la historia del país.

| Redacción

Los uruguayos podrán nadar entre la mugre, padecer inundaciones, ver sus autos deteriorarse, convivir con ratas en zanjas abiertas y enfrentar inseguridad en barrios sin alumbrado. Pero el progresismo sigue cobrando.

Porque la «cultura» es un derecho

Lo que jamás va a faltar es el festival de Arte Lésbico que hace feliz a Florcita Astori. O “Celebremos +”, el programa de TV Ciudad conducido por un drag queen degenerado que grita obscenidades en horario familiar.

Es inaceptable que las intendencias financien identidad de género, campañas antirracistas o talleres de deconstrucción, cuando ya existen ministerios enteros dedicados a esas estupideces progresistas.

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Cada intendencia y municipio es una usina de militancia institucional. Mientras tanto, los ciudadanos pagan la joda: más impuestos, más deuda, menos inversión en lo que importa.

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