La directora gerente del organismo, Kristalina Georgieva, raramente se detiene a hablar con la prensa y mucho menos con la de Argentina, en medio de negociaciones en curso para un nuevo programa.
Pero a la salida de su reunión con el presidente Javier Milei, flanqueada por el principal timonel de las tratativas, Luis Cubeddu, Georgieva calificó de “tremendo” el progreso de la economía argentina, resaltó la baja de la inflación, la suba del crecimiento y también el apoyo de la población al programa.
“La gente está comenzando a ver los beneficios”, se entusiasmó. Ya no enfatizó, como solía hacer antes, en el cuidado de los más vulnerables y ahora vislumbra un futuro optimista para ese sector con la caída de la inflación. “La pobreza finalmente está bajando”, dijo.
También anunció una próxima misión técnica a Buenos Aires y dijo que espera terminar “con rapidez” el futuro acuerdo. Todo en apenas dos minutos y 20 segundos de contacto con la prensa. Y la reunión se remató con una foto de Georgieva, Milei, Caputo, Werthein, Cubeddu y Leonardo Madcur, el representante ante el Fondo, con los pulgares levantados al unísono.
Los enormes gestos de Georgieva son importantes, pero no significan necesariamente que haya un cheque en blanco para el nuevo programa. El Gobierno busca como mínimo 11.000 millones de dólares. Pero en la reunión no se habló del monto ni los posibles requerimientos del Fondo, supo Clarín, que podrían ser varios.
Vale resaltar que en la última revisión ex post del programa, presentada al directorio ejecutivo días atrás, el organismo pidió “adoptar una estrategia creíble para desmantelar los controles cambiarios, una mayor flexibilidad cambiaria y un papel más significativo de la política monetaria”. Algunos puntos pueden encontrar resistencia en el Gobierno.
“Las lisonjas de Georgieva son muy merecidas, pero deben ser “deflacionadas” a la luz de lo publicado hace una semana respecto al programa de facilidades extendidas que concluyó el 31 de diciembre”, dijo a Clarín Héctor Torres, ex representante argentino ante el FMI.
“Lo dicho en esa evaluación sobre el primer año de gobierno de Milei (el último año del programa firmado en el 2022), refleja que los elogios son mayormente relacionados al ajuste fiscal, pero que hay muchas dudas sobre la sustentabilidad de la política cambiaria”, agregó.
“Dicho esto, estoy seguro de que habrá un nuevo programa y no me extrañaría que pudiera incluso superar los U$S 11.000 millones. Lo que no veo es que, si se mantiene la actual política cambiaria, el próximo programa pueda empezar con el desembolso de los 11.000 millones dólares de los que se habla, para que el BCRA pueda usarlos para comprar pesos caros en el mercado de cambios local. A su vez, la decisión anunciada de pasar de un deslizamiento mensual del 2% a un crawl del 1% no creo que ayude”.
El board también busca que el nuevo programa, además del apoyo popular, tenga el apoyo claro del Congreso argentino, algo que podría resultar difícil en pleno año electoral.
El Gobierno se entusiasma conque el nuevo gobierno de Donald Trump, que tiene evidente sintonía con Milei, pueda darle un empujón final con su peso en el directorio ejecutivo. Pero algunos miembros del board –más allá de la simpatía que genera el plan del libertario– aún desconfían de la Argentina por su pesado historial de incumplimientos.