A los 86 años falleció Ron Ely, el actor que recuperó a fines de la década de 1960 el interés del público por conocer y disfrutar las aventuras de Tarzán. A Ely le tocó encarnar al famoso “rey de la selva”, surgido de la imaginación del autor Edgar Rice Burroughs, a través de una muy popular serie televisiva que se extendió a lo largo de 57 episodios y llegó a la Argentina en 1968, emitida con mucho éxito en ese momento (y en sucesivas repeticiones) por Canal 13.
Ely había nacido en Texas el 21 de junio de 1938 como Ronald Pierce y se convirtió con el tiempo en uno de los actores más queridos e identificados con el clásico personaje a lo largo de todo su recorrido en el cine y la televisión. Fue el actor número 15 de toda la historia en personificar a Tarzán, y se caracterizó por hacerse cargo de casi todas las escenas de riesgo en esas aventuras. Por filmarlas sin la ayuda de dobles o especialistas sufrió varias lesiones, entre ellas dos fracturas de hombros y varias heridas provocadas por su contacto directo con leones y otros animales salvajes.
Reconocido por su apostura y un físico privilegiado, que le permitía desplazarse a toda velocidad y moverse con extraordinaria destreza en los escenarios característicos de las historias de Tarzán (sobre todo cuando se lo veía saltar de liana en liana), Ely fue considerado como el último gran intérprete de una larga estirpe de nombres que llevaron a la pantalla los relatos creados por Burroughs a partir del pionero indiscutido, Johnny Weismüller.
Esa cercanía hizo que Ely, a los ojos del público, llegue hasta hoy valorado como el último gran Tarzán de la pantalla, dejando atrás inclusive a las figuras más recientes que asumieron ese papel en el cine: Christopher Lambert, Casper Van Diem y, mucho más cerca, Alexander Skarsgård.
La última vez que se habló de Ely en los medios, cuando su carrera artística ya entraba en el ocaso, fue en 2019, pero a partir de un cruento y doloroso hecho policial ocurrido en la propia casa del actor, cuando Cameron Ely, hijo de Ron, mató a puñaladas a su madre Valerie, de 62 años, y trató de culpar a su padre del hecho. La policía, alertada por una llamada que pedía auxilio urgente, llegó al lugar y mató de varios disparos a Cameron, que tenía en ese momento 30 años.
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