El final del quejica más inteligente del mundo

Acá en la habitación de al lado está Larry David” dice Jeff Schaffer, director de Curb Your Enthusiasm desde hace varios años. “Por ahora, puedo prometer que ésta es la temporada final, pero nada quita que abra la puerta y me diga que quiere hacer otra. Larry es así”, dice Schaffer, otro peso pesado de la comedia norteamericana que comenzó a recorrer el universo de la TV junto a David allá, cuando el autor era el co-creador de Seinfeld (serie de la que se fue dos temporadas antes del final, y de la que siempre se dice que su personaje era, sin dudas, George Constanza). David es un hito de la comedia no solo ácida, si no inteligente, capaz de destruir ese castillo de naipes que es la civilización poniendo bajo los rayos X de la comedia los modos modernos de ser, de condenar, de fingir, de superficialidad. Schaffer confiesa antes del estreno de la temporada 12, la final, en Max: “Tenes 100% de razón si no confías en nosotros. Todas las temporadas se suponen que son el final. En la temporada final, el último episodio se llamaba ‘The End’, y no fue irónico. David no quería más. Y ahora estamos en la temporada 12. Entiendo que no tenemos credibilidad alguna a la hora de decir que estamos terminando, pero creo que ahora sí no estamos mintiendo. Pero la historia que estamos contando en esta temporada es mucho más divertida si realmente es el final. La versión más divertida de está temporada tiene que ver con que sea la última. Dicho esto, dudo mucho que Larry no tenga ningún tipo de altercado con la gente de Los Ángeles, así que tenemos que esperar y ver que sucede”. 

—No hay nada como “Curb You Enthusiasm” en la televisión. ¿Qué sentís define al show hoy, considerando el panorama de ficciones, pero también la corrección política que existe y la agresión violenta que también existe?

—La razón por la que Curb… es especial, y es un show icónico te la puedo decir en cuatro palabras en inglés: Larry “mother fucking” David. Todos creen que Curb… se trata sobre la vida de Larry, que es una traspolación de vida, pero lo cierto es que trata sobre sus ideas, y sí, muchas de esas ideas vienen de vivir en Los Angeles. El show es genial porque Larry tiene ideas geniales, y su energía tiene que ver con es un híbrido de algo escrito y algo improvisado. Desde siempre es así. Escribimos Seinfeld en su momento de la misma forma que Curb… hoy: tenemos muchas ideas, tiramos todas las ideas, y hacemos una especie de geometría con todo lo que hay. En Seinfeld eso se afilaba hasta su punto más eficiente desde el guión. Pero en Curb… lo trabajamos desde la improvisación, es decir, llegamos a un set con muchas ideas, con un mapa, y allí hay mucha improvisación. Yo como director y escritor veo a la mitad de esas ideas ser tiradas por la ventana. En un punto, para un programa de deportes, un evento deportivo, en vivo. No sabemos que dirá el otro. Larry quiere ser sorprendido. Literalmente le decimos al actor “te paras allá y bla bla bla”, “te sentas allá y bla bla bla”. Larry quiere ser sorprendido. Siempre.

—Acabas de definir que cada momento es improvisado, entonces, ¿cómo filman cada secuencia para capturar la mejor toma posible?

—Tenemos tres cámaras en cada escena. Y la razón por la que hay tres cámaras es que hay mucha improvisación, y no queremos perder nada de lo que sucede. Estás filmando todo lo que podes, y cuando tenes eventos grandes, de menos personajes, como las fiestas o algo así, hay que estar muy atento. Muchas veces nos pasa que alguien dice algo muy gracioso, pero no sabemos cómo llegamos ahí. Entonces, hay que volver sobre nuestros pasos y crear una base para ese chiste. Larry está actuando y escribiendo al mismo tiempo. Yo estoy dirigiendo y actuando al mismo tiempo. Y también editó. Es decir, tengo que entender lo que filmamos, y entender cómo se llega de una cosa a otra. Por eso digo que se parece más a filmar un deporte en vivo, porque no sabemos que va a pasar. Estoy siempre en mi walkie talkie diciendo “cámara 1, vamos para allá…no, esperen… se quedan ahí”. Todo es así, tenes una lista en tu cabeza de todo lo que necesitas. Es muy cansador, muy. Pero lo cierto es que yo lo amo. 

—¿De dónde aparecen esas ideas?

—Larry y yo trabajamos juntos hace mucho tiempo. A veces él tira una idea, y yo digo “No, no, ya hicimos eso en Seinfeld”. Y él dice “¿Lo hicimos?”. Le respondió, ya que no estaba en las dos últimas temporadas “Oh, tú no estabas ahí”. Me encanta hacerle ese chiste. Las ideas son más cercanas a escenas, y lo importante, más allá de la idea, es entender como sigue esa idea. ¿Cómo la elevamos? ¿Cómo generamos una escena que lo sigue? ¿Y la que sigue a esa escena? A veces las historias mueren ahí. No puedo contarlo pero hay una escena en esta temporada, pero que ya fue filmada dos veces, para otras temporadas, pero no encontrábamos que funcione. Ahora sí lo logramos. Quiero decir, es tan importante entender que dejamos ir como con qué nos quedamos. Y las ideas: ¿gente que hace cosas estúpidas en Los Ángeles y que es terrible con otros? Es una máquina que nunca se apaga. El día que no haya gente o situaciones terribles en Los Ángeles, ese día no habrá más ideas. 

—¿Cuál es tu vínculo con estos personajes?

—La gente siempre me pregunta: ¿hay algo de vos en estos personajes? La respuesta es fácil: la peor parte de ellos soy yo. El show es deseo puesto en acción en el papel y no en la vida real. La base es “ah, eso me pasó a mí en la vida real y ojalá hubiera dicho eso que hizo Larry”. Y lo cierto es que así funciona también para Larry, sea una situación o un personaje horrible. Larry llega a la oficina, y cuenta: ayer fui a una cena, y el anfitrión sirvió agua de la canilla. ¿Quién sirve agua de la canilla en una fiesta que ellos mismo generaron y que nadie les obligó a tener? Larry se quería quejar. Larry real no se queja. Larry de la TV sí. El legado del show es que por un par de años, la gente va a decir “Oh, no tenés ideas, me acaba de suceder algo muy Larry David”. 

—Doce temporadas después, ¿dónde crees que radica el genio de Larry David?

—El genio de Larry es que no ha cambiado. ¿Sabés que hay bacterias que no pueden ser controladas? De la misma forma, Larry es resistente al cambio. Honestamente es una de las mejores cosas del show. Larry no ha cambiado con el tiempo, todavía cree que tiene razón. Por eso, todos dicen “Uh, en este momento hay que tener cuidado con lo que decís” y miró a Larry es la prueba viviente de que no, no es necesario hacer comedia así. Creo que una de las mejores cosas de Larry es que nunca jamás le preocupa lo que van a decir los demás del show. Si me dijeran que le preocupa para quien hace el show, les respondería que hay chances que la hace para él, porque cree que esto es gracioso. Estamos acá para desafiar el presente, eso es lo que la comedia tiene que hacer. Lidiamos con problemas tan pequeños que son universales. A todos nos molestan cosas microscópicas. Dicho esto, somos criaturas del océano en que vivimos y por ejemplo, hay cosas acá que no entendemos y nos queremos reír: una ley que no permite que le des comida a gente que esta por votar, aunque estén al sol, a 40 grados. No nos queda otra que reírnos de eso. Y es tan solo un ejemplo de los cientos posibles que nos da Estados Unidos. Tan solo se trata de mostrar el absurdo de situaciones, sin importar su tamaño. A nadie no le irrita gran parte del mundo que lo rodea, y Larry es quizás la forma más gráfica de esa expresión.

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