domingo, 7 diciembre, 2025

Quién es la ex Gran Hermano que trabaja en la calle para sobrevivir: «Estoy mal»

Salir de Gran Hermano puede ser la gloria… o el golpe más duro. Y Katia Fenocchio lo sabe mejor que nadie. A un año de haber brillado en la última edición del reality de Telefe, la explosiva participante de La Matanza enfrenta hoy un presente durísimo que nadie imaginaba: no consigue trabajo, no llega a pagar el alquiler y volvió a hacer delivery para sobrevivir.

Todo parecía indicar que La Tana sería una de las figuras que capitalizaría el fenómeno GH. Con su entrada arriba de una moto, su personalidad avasallante y su enorme carisma, rápidamente se ganó el cariño del público y se convirtió en una de las más comentadas del ciclo.

Pero la fama fue efímera, y cuando las cámaras se apagaron, la realidad la golpeó fuerte. Invitada al ciclo Se Picó, el programa de streaming que conduce Gastón Trezeguet por República Z, Katia no pudo evitar quebrarse al contar su situación actual.

“De trabajo estoy pésimo, no tengo nada. No me sale nada y estoy haciendo delivery de nuevo”, confesó con crudeza. Volvió a la actividad que tenía antes de entrar al reality: repartir comida en moto por La Matanza. La influencer contó que había intentado reinventarse apostando a un canal de streaming desde su casa, pero la inversión económica la dejó endeudada.

“Ya invertí en eso, tengo que pagar las tarjetas que están al rojo vivo, y es una inversión que no te devuelve plata en el momento”, explicó. El momento más fuerte de su relato llegó cuando reveló la precariedad en la que vive hoy. “Si no fuese por mi novio, no sé qué haría. Él me está pagando el alquiler”, dijo.

Pero eso no es todo. La Tana contó que incluso volvió a subirse a la moto para salir a repartir pedidos, pero el día terminó en desastre: “Ayer agarré la moto y me fui a laburar. Hice delivery y me fue re mal. Ahora le debo 80 lucas a la aplicación”.

¿El motivo? Un pedido de sushi se cayó al piso justo antes de entregarlo y la cliente nunca la quiso atender. “Yo no me iba a poner a discutir porque soy conocida y quedo expuesta”, explicó resignada. Para peor, el sistema de la aplicación la penalizó doblemente: como no pudo entregar el primer pedido, no pudo completar el segundo y tuvo que pagar de su bolsillo ambas órdenes.

“Me fui a mi casa con dos hamburguesas que no necesitaba y una deuda gigantesca. Perdí plata, tiempo y terminé re angustiada”, relató. Hoy, a 34 años, La Tana lucha por rearmarse mientras la industria del espectáculo le da la espalda.

La fama no le alcanzó para conseguir trabajo, los medios no la convocan y su situación económica se vuelve cada vez más insostenible. Detrás de la sonrisa, el personaje y el recuerdo de su paso por el reality, se esconde una realidad que viven muchos ex GH cuando el show termina: volver al anonimato es más difícil de lo que parece… y sobrevivir, todavía más.

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