viernes, 1 agosto, 2025

Según un estudio en el país: el cáncer poco tenido en cuenta que aumenta en menores de 40 años

No es uno de los cánceres más habituales, pero sí difícil de atravesar porque se produce en un órgano ampliamente expuesto: la boca. El cáncer bucal, o de la cavidad bucal, está en el 15º lugar en la lista de tumores en cuanto a frecuencia y mortalidad, pero hay un dato a tener en cuenta: se registra un aumento del problema entre adultos jóvenes, antes de los 40 años, cuando hasta hace solo un tiempo era una enfermedad casi siempre de los 60 y más.

Esta es una de las principales conclusiones de una investigación local publicada en la revista Oral Surgery Oral Medicine Oral Pathology Oral Radiology, un trabajo liderado por Gerardo Gilligan, de la Universidad Nacional de Córdoba, sobre nueve centros públicos y privados de medicina oral de distintas provincias argentinas. “Encontramos una media de edad de 36 años”, enfatiza Laura Cecilia Werner, especialista en Estomatología del Departamento de Odontología del Hospital Alemán, centro que participó del estudio.

En más del 50% de los casos, el trabajo halló además un factor de riesgo no tenido en cuenta hasta ahora: que microtraumatismos repetidos en forma insistente de manera crónica pueden predisponer al cáncer bucal con una forma de presentación típica que es una llaga o úlcera en el borde lateral de la lengua. Esos microtraumatismos pueden producirse a raíz de hábitos que se realizan sin darse cuenta, como pasarse insistentemente la lengua por una lesión en dientes, muelas o la mucosa bucal, hábito que se convierte así en un factor de riesgo para el cáncer de boca, porque va formando un roce continuo y deja una marca.

“Un día uno se muerde la lengua, pero eso se cura enseguida. En cambio, si todo el tiempo me rozo la lengua contra un molar mal ubicado o una muela puntiaguda o una caries sin arreglo o una prótesis desadaptada, que tiene movimiento y bordes filosos, se produce un trauma en la mucosa −dice la estomatóloga, odontóloga especializada en la atención de toda la cavidad bucal, incluyendo labios, encías, paladar, no solo los dientes−. También pueden producirse lesiones por el mal uso de los brackets, que más allá de alguna molestia ocasional no deben incomodar o lastimar. Si eso pasa, indica un inadecuado mantenimiento que hay que resolver asistiendo a los controles con el ortodoncista”.

Para facilitar la detección precoz de estas lesiones que pueden predisponer al cáncer bucal es que entre el 4 y 7 de agosto próximos el Hospital Alemán organiza una semana gratuita de detección, con turnos previos por el teléfono 4827-7062, llamando de 8 a 20. “Será un teléfono exclusivo para esta campaña, para asegurar que no se saturen las líneas”, asegura Werner.

A diferencia de casi todos los cánceres, el de boca o de cavidad bucal puede verse en forma directa desde instancias muy tempranas. Sin embargo, “en el 85% de los casos las personas llegan a consulta cuando el problema está avanzado”, dice Carlos Silva, director médico de Lalcec y jefe de Oncología del Hospital Británico, y puntualiza que es un cáncer más frecuente en varones que en mujeres, aunque tiende a crecer también entre ellas.

Hábitos como fumar y tomar alcohol −que si van juntos aumentan enormemente el riesgo−, tomar mate con agua muy caliente o sol sin protección labial son factores de riesgo para un cáncer que, agrega el médico de Lalcec, comprende el 4% de todos los tumores, del que se diagnostican unos 3000 casos nuevos por año y causa entre 800 a 1000 muertes anuales en nuestro país.

Según Werner, que es docente en la Facultad de Odontología de la UBA, los odontólogos están suficientemente capacitados para detectar lesiones sospechosas que demanden derivación especializada. No comparte su posición Patricia Masquijo Bisio, responsable de Odontología y Estomatología e investigadora del departamento de Epidemiología y Carcinogénesis Clínica y Ambiental de Instituto Roffo. “En la Argentina tenemos dificultades para diagnosticar precozmente este cáncer −dice−. ¿Por qué llegamos tarde? Por dificultades de acceso y desconocimiento de las personas y los profesionales que revisan la boca, odontólogos y de otras especialidades médicas. Es un cáncer que se ve tan fácil y sin embargo seguimos diagnosticándolo tarde.”

Masquijo Bisio puntualiza que lesiones como manchas blancas, rojas o negras en los labios lengua, paladar, encía o cualquier sector de la boca pueden ser afectados por el cáncer bucal, aunque es más frecuente en la lengua. “Cualquier lesión que no cicatriza en 10 días, sangrados o nódulos que no sean por causa dentaria, todo debe llamar la atención -enfatiza-. En estadíos iniciales este cáncer no duele; las úlceras pueden no molestar. El dolor de oído persistente y el agrandamiento de los ganglios del cuello también son síntomas a tener en cuenta.” La mala higiene bucal y el uso de prótesis no adecuadas son otros factores a evitar.

La infección por el Virus del Papiloma Humano (VPH), de la que algunos serotipos (variantes del virus) han probado tener relación con el cáncer de cuello de útero, también ha mostrado un vínculo con el notorio aumento del cáncer de orofaringe, es decir, la garganta. “Este tumor ha crecido y está probada su relación con la infección de VPH, que es una enfermedad de transmisión sexual. Sin embargo, no ha sido determinado que este virus sea causa del cáncer de cavidad bucal. Parece clara la influencia del sexo oral sin protección en la génesis de tumores de orofaringe”, apunta Maquijo Bisio.

“La orofaringe comienza en la cavidad oral, pero involucra una zona que incluye amígdalas y la base de la lengua, que no se pueden revisar a simple vista, como sí la boca y las dos terceras partes de la lengua, llamada la ‘lengua móvil’”, destaca Agustín Falco, oncólogo clínico, jefe de área de Tumores de Cabeza y Cuello y Tiroides del Instituto Fleming, que confirma la relación entre el incremento de los tumores de orofaringe y la infección por VPH, aunque eso no ha sido demostrado en el cáncer de boca.

Es por este motivo que una campaña de detección de cáncer bucal, enfatiza Falco, puede ser muy útil en la definición de estos eventuales tumores visibles, pero no alcanza a detectar anomalías producidas a partir del último tercio de la lengua o base de la lengua, la orofaringe, las amígdalas. “Una zona de la lengua pertenece a la boca y otra a la orofaringe. La base de la lengua, que pertenece a la orofaringe, se va para abajo y no se puede revisar, como sí la parte móvil de la lengua –ilustra el oncólogo del Fleming-. Y para revisar la garganta hay que anestesiar o hacer estudios endoscópicos. Son estructuras muy cercanas, todas juntas, aunque diferentes, y quien no sabe no las distingue.”

En cáncer de cavidad bucal, que siempre se confirma a través de una biopsia luego de la extracción y estudio del tejido sospechoso, se tratar con cirugía, quimioterapia e inmunoterapia, según en qué estadío se encuentre la enfermedad. Falco enfatiza la necesidad de un abordaje interdisciplinario en el tratamiento del cáncer de la cavidad bucal: estomatólogo, cirujano, oncólogo, radioterapeuta, y especialistas en rehabilitación.

A pesar de su detección tardía, las noticias no son malas. “El cáncer de boca tiene tratamiento y es altamente curable -afirma Silva-. Las dos terceras partes de los pacientes, aun consultando, tardíamente pueden ser curados con cirugía. Pero, por supuesto, cuanto antes se diagnostique, el pronóstico es mucho mejor.”

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