Con plan de gobierno incluido, Juan Grabois presentó su nuevo libro: «Hay que ir a la ofensiva»

No hay riesgos en apostar: Juan Grabois es una de las figuras más controversiales que irrumpió en la política a escala nacional. Respaldado por la representación de los trabajadores informales, un sector cuya ampliación no proyecta detenerse, puede sostenerse frente a una comisión teórica en la facultad más importante de la UBA y, horas después, terminar en un tenso cara a cara con otro dirigente en el prime time televisivo. Sintoniza con el histrionismo de redes sociales sin desprenderse de su rasgo académico, por lo que lleva publicado seis libros. El último, “Argentina humana”, fue presentado en la Feria del Libro de Buenos Aires este 2025.

Se trata de un repaso de categorías de las teorías del Estado, en donde retoma autores clásicos (Aristóteles, San Agustín, Tomás Moro, Jean-Jacques Rousseau), a las que somete en diálogo con la argentinidad a través de figuras vinculadas al campo político que integra (Juan y Eva Perón, el papa Francisco) pero que actualmente está en discusión, movimiento y reconstitución. Ese desarrollo reconoce su propósito desde la primera oración, mencionando a Javier Milei como el principal intérprete de un relato en donde el sufrimiento es necesario para llegar a la tierra prometida. Ingresa entonces su hipótesis: qué narrativa puede reescribir un proyecto nacional desde la perspectiva opositora.

“Nuestra revolución es que se cumpla la Constitución”, escribe Grabois y en su proposición aparece el primer riesgo, no sólo porque su imagen -por acciones propias y ajenas- no está enlazada a la institucionalidad sino porque la evidencia electoral no parece estar premiando el sentimiento republicano. Luego amplía: “Se expresa una disociación cada vez más grande entre la letra del contrato social y la realidad efectiva de los contratantes. El contrato está pero no se cumple, no tiene vigor; en particular, las cláusulas destinadas a resguardar los derechos económicos, sociales y culturales de las mayorías populares”. Su premisa toma, entonces, cuerpo. Las reglas fundacionales de la democracia tienen que volver a aplicarse si se aspira a mayor equidad e incluso a mayor credibilidad en el propio sistema.

Es allí donde valida a Milei como el referente del anarcocapitalismo, que habilita a un devenir de la administración pública en donde “el orden jurídico no importa, llegó el tiempo de la facticidad”. El debate se desligó de la puja por ocupar sitios de representación dentro de la democracia, dado que los interrogantes están puestos en la composición misma del orden democrático argentino: de qué está hecha, cómo se sostiene y por qué hacerlo.

La insistencia constitucionalista de Grabois se reconoce capitalista e incluso busca interpelar a los sectores productivos desplazados por las tendencias desnacionalizadas de las startups tech, pero establece un horizonte y blanquea su deseo: “Sin el sector privado no se puede, pero con el sector privado no alcanza”. Aunque la utopía anarcocapitalista se nos materializa en el cotidiano, queda la duda de si la democracia constitucionalista equitativa a la que aspira puede generarse dentro del marco del capitalismo nacional.

Atravesado por la experiencia de su participación electoral en las PASO 2023, renueva un potencial plan de gobierno con referencias determinadas por el justicialismo, ya que propone el Tercer Plan Quinquenal respaldado por valoraciones que ancla en el “Poliedro de Evita”. Sin evitar las críticas hacia la experiencia de gestión del Frente de Todos (“la política sin propósito es la forma esencial de corrupción”, insinúa), establece una prioridad estratégica: “encauzar institucionalmente la bronca” y “ofrecer mecanismos de sublimación constructiva en todos los planos que van desde el político-partidario hasta el artístico”.

“Argentina humana” insiste en desplazar la resistencia para pasar a la creación, generando nuevos escenarios a partir de herramientas del mundo existente. El ensoñamiento de la utopía se propone como una elaboración sobre las trayectorias que -con comprobación empírica- ya funcionaron y, en la mirada de su autor, contempla inclusión, naturaleza y tecnología. Interpreta una globalización que diezma el carácter por la impotencia que provocan los avances de inteligencia artificial, pero proyecta quebrar la parálisis con el motor de la indignación que provoca la desigualdad estructural.

Sin armonía conceptual y reconociendo limitaciones, Grabois desarrolla una serie de ideas que ya fueron criticadas por la izquierda, que lo describe como una aleación resignada del progresismo atravesado por la burocracia justicialista; el peronismo, que le achaca evitar tatuarse al movimiento para conservar autonomía de acción; y en Casa Rosada, que lo apunta como uno de los emblemas -aún sin comprobación judicial- de un sistema prebendario con los comedores comunitarios.

Él escribe como se conoce que habla: académico y rústico, sensiblero pero mordaz; apelando al rock nacional y a la teoría clásica. Así delinea una serie de debates que podrían contribuir a un proceso virtuoso si alcanzan la agenda pública e invita a la tarea de incomodarse para pasar a la acción, un reflejo que emerge con mayor impaciencia entre quienes lo leen ante las emergencias que ya no tienen espacio.

Presentación de “Argentina humana” en la Feria del Libro

El pasado 8 de mayo, Juan Grabois presentó “Argentina Humana” en un auditorio de la Feria del Libro de Buenos Aires, en donde aseguró que «este es un libro de combate para dar la disputa este año». «Es multifacética, no solo electoral, para dar la batalla frontal contra un gobierno criminal. Para darla desde un sentido y un propósito», dijo, y apuntó que esa referencia se debe a encontrar un rumbo y un objetivo de la agenda opositora.

Asimismo, se lamentó por los últimos índices de lectoescritura en estudiantes de nivel básico y subrayó que “eso no lo trajo Milei. Milei tampoco trajo el problema habitacional o que la mitad de los asalariados privados no están registrados”. Es por ello que pidió revertir esa tendencia dirigencial, que “solo tiene sentido si entendemos que el fin último de esto es generar las mejores condiciones posibles para que los jóvenes de la patria y la clase trabajadora tenga de nuevo derecho a buscar la felicidad».

Al analizar la actualidad, planteó que “es un momento de confusión donde nos inventan falsas dicotomías, como democracia o autoritarismo”. “Esa es la dicotomía que les interesa a los garcas. Las dicotomías son humanismos o deshumanización, justicia o injusticia. Es verdad que hay un giro autoritario del mundo, pero a los descartados la democracia formal y representativa no les servía tampoco», señaló y contrastó: «Nos proponen ir a la defensiva, una nostalgia de algo que no funcionaba bien. Por eso hay que ir a la ofensiva”.

Fue entonces que pidió que “si la derecha reaccionaria critica el status quo anterior, nosotros lo tenemos que criticar diez veces más» y admitió que “lo que la derecha reaccionaria llama casta efectivamente era una casta. Esa es nuestra agenda. Que se hayan apropiado de nuestra agenda no quiere decir que tengamos que abandonarla; es más, tenemos que profundizarla y sacarles la careta de que en realidad ellos son lo que dicen combatir».

Finalmente, reflexionó que dentro de la gestión «los derechos de cualquier servidor público son derivados del derecho del pueblo, que están primero»: «Pareciera ser que no sabemos entender cuál es el sujeto protagónico de las políticas públicas, que es el pueblo y no los representantes del aparato del Estado». Es entonces que se comprometió a pertenecer a espacios con “disciplina profunda, basada en un sacrificio por el pueblo”.

Ficha técnica de Argentina humana