lunes, 2 junio, 2025

Milei, el Maga y su mundo de fantasía

Este viernes 30/5, el presidente publicó una columna en Infobae titulada “Tiempo para crecer”, donde, imitando a Donald Trump, dice que estamos en el sendero en que “Haremos a la Argentina Grande Nuevamente” (MAGA).

En catorce mil espacios escritos (es decir, en ocho carillas si se elige letra arial 11) habla de los últimos trescientos mil años del homo sapiens, cita a Adam Smith y hace referencia a otros tantos otros trabajos teóricos, hasta chicanea a Ricardo Darin y al concepto de óptimo de Pareto. Hay más: culpa a las políticas ambientales de los problemas demográficos; o justifica el Ministerio de Capital Inhumano en dudosas teorías del crecimiento.

Si este ensayo lo presenta en la universidad no se lo aprueba nadie porque carece de varias conexiones lógicas o las que hace son forzadas al extremo.

En esos catorce mil espacios afirma que el capitalismo desde la revolución industrial trajo tanto crecimiento de la producción per cápita, tanta mejora de las condiciones de vida, al punto que el indicador de pobreza extrema casi pierde sentido.

La grandilocuencia de Milei para defender el capitalismo no es nueva. Recordemos que llego al punto de decir que los trabajadores explotan a los capitalistas, idea contra lo que ya discutimos en otra columna.
Lo cual no quita la necesidad de resaltar algunas condiciones del capitalismo actual para contrastar con el mundo de fantasía que imagina el presidente.

En primer lugar, ese capitalismo no es tan floreciente por eso emergen fenómenos aberrantes como Trump o el propio Milei. Según datos del Banco Mundial, en la década de 1960 las tasas de crecimiento mundial oscilaban entre 4% y 6% anual, pero desde 1970 se ubican en la mayoría de los años por debajo del 4%.

La discusión de los últimos tiempos, en el mainstream económico, no es el florecimiento del capitalismo, sino más bien su situación de estancamiento. Y, hacia adelante, se discute la perspectiva de una recesión. Ni que decir que América Latina está, hace al menos una década, en lo que la Cepal llama “década perdida” con muchos problemas económicos y sociales.

Ese es el mal estado de salud del capitalismo. No solo eso. Como destaca Oxfam, la desigualdad crece permanentemente. Algunos datos que ejemplifican esto:

  • La remuneración de los directores ejecutivos ha aumentado un 50 % desde 2019 a un ritmo 56 veces mayor que el salario de las personas trabajadoras.
  • En una hora, los milmillonarios se embolsan el equivalente a lo que una persona trabajadora promedio gana en un año entero.
  • La brecha salarial entre hombre y mujeres, en la práctica es como si las trabajadoras de las empresas de todo el mundo «trabajaran gratis” los viernes (un promedio de un día a la semana), comparado con sus colegas hombres.

Estos números muestran los dislates de Milei, que también son llevados a nuestro país.

¿Argentina grande de nuevo?

El mismo relato de fantasía que hace para el capitalismo mundial, Milei lo hace para Argentina. Dice que salvó al país de la peor crisis de la historia. No hay dudas que asumió en un país en crisis, pero es una crisis que sigue su curso, ahora disimulada por los dólares que el envío el FMI para financiar la campaña oficial en el año electoral y para someter más país.

Milei habla que alcanzó el orden macroeconómico, pero ese orden no es tal. Es producto de artificios del ministro de Economía, Luis Caputo, para disimular los problemas. Por ejemplo, el atraso cambiario es un gran problema que está contenido por los negocios financieros que ofrece el ministro al capital especulativo y gracias a los dólares del Fondo; el supuesto equilibrio financiero se transforma en déficit como demostró el economista Christian Buteler al contabilizar los intereses capitalizados que el Ministerio de Economía no registra adecuadamente.

La idea de una Argentina grande nuevamente hace referencia al país de hace un siglo que no era tan maravilloso. Pero la idea que están dadas las condiciones para crecer es otro dislate del presidente. Estamos en un país hipotecado con el FMI y con los lobos de Wall Street.

Ni con Vaca Muerta, ni con la minería, ni con el agro, ni con la energía nuclear, ni con la inteligencia artificial, que son los sectores que el presidente dice que traen una gran oportunidad, habrá una oportunidad para las mayorías trabajadoras porque eso crea poco empleo y las ganancias se las quedan unos pocos.

La necesaria lucha contra las ideas fantasiosas de Milei no puede reemplazar la lucha de clases que es lo que realmente les interesa a los poderosos a los que defiende el presidente.

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