miércoles, 16 abril, 2025

El origen del distanciamiento entre Borges y Vargas Llosa, a quien el argentino llamó el peruano de la inmobiliaria

En 1982, Mario Vargas Llosa —recientemente fallecido a sus 89 años— visitó a Jorge Luis Borges, escritor a quien admiraba profundamente. En ese momento, el exponente del denominado “Boom latinoamericano”, entrevistó al argentino en su departamento de calle Maipú, pero el resultado de ese encuentro los distanció definitivamente.

La historia de ese encuentro/desencuentro fue recogida por muchos de los seguidores de uno y otro, pero en 2022, en el cierre de la muestra Borges: libros y manuscritos de un argentino universal, en Buenos Aires, el propio Vargas Llosa recordó lo ocurrido.

Según el escritor peruano, la visita al escritor de “El Aleph”, fue luego de presenciar una de sus ponencias. “Quedé absolutamente maravillado con la manera en la que aprendía de memoria las conferencias por su timidez. Las decía de una manera muy rigurosa y con una enorme tensión sobre sí mismo para poder hablar con la comunidad”, contó.

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Vargas Llosa falleció a sus 89 años el pasado domingo 13 de abril

Una vez en la casa de Borges, la sorpresa de Vargas Llosa fue otra: la austeridad de la vivienda. Era un espacio despojado, con pocos libros. “Me tocó conocer su piso, que era muy modesto, extraordinariamente sencillo y despojado de libros. No tenía un solo libro suyo. Tenía muy pocos libros, pero muy seleccionados”, detalló.

“Recuerdo clarísimamente que había una gotera y que nos interrumpía constantemente la conversación. Se me ocurrió en ese artículo, que era muy entrañable y de gran admiración y cariño hacia la figura de Borges, mencionar ese detalle”, aclaró. En el texto que se publicó, decía: “Vive en un departamento de dos dormitorios y una salita comedor, en el centro de Buenos Aires, con un gato que se llama Beppo (por el gato de Lord Byron) y una criada de Salta, que le cocina y sirve también de lazarillo. Los muebles son pocos, están raídos y la humedad ha impreso ojeras oscuras en las paredes. Hay una gotera sobre la mesa del comedor”.

Este detalle no le causó ninguna gracia a Borges, que apuntó contra Vargas Llosa y con cinismo se refirió a él como “un peruano que debía trabajar en una inmobiliaria”, ya que “insistía” en que le convenía mudarse.

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“Él diría que por ahí había aparecido un peruano, que seguramente era vendedor de casas, y que había tratado de persuadirle sobre una casa porque la anterior tenía goteras”, recordó Vargas Llosa en la conferencia. “Esto provocó una distancia muy grande entre él y esa cosa pequeñita que era yo, de tal modo que nunca más lo vi hasta que visité su tumba”, reconoció.

La historia del distanciamiento, según Ricardo Piglia

Otro registro de aquella anécdota quedó en los videos que Ricardo Piglia (fallecido en 2017) grabó sobre Borges para la Televisión Pública.

Piglia cuenta que a Vargas Llosa le preguntaron sobre el episodio en The Paris Review y allí el escritor peruano reaccionó un “poco inquieto”. El relato de Piglia da cuenta de un dato muy clave, que es que Borges hacía sentir a la gente muy cómoda en su casa y por eso muchos se confiaban y metían la pata.

“Vargas Llosa le dijo ‘cómo puede ser que usted viva en este departamento’ —describe Piglia— porque Borges efectivamente vivía en un departamento muy modesto que tenía gotera y caían gotas sobre una palangana”.

El autor de Respiración artificial aclara que, tras el comentario de Vargas Llosa, Borges invitó al peruano a retirarse. “Los caballeros argentinos no hacemos alarde, le dijo Borges y al día siguiente comentaba: Vino un peruano que debe trabajar en una inmobiliaria porque quería que yo me mudara’”.

RB/ML

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