El cuerpo de Magalí Levy (28) estaba atado y con una bolsa de plástico en la cabeza. La escena parecía la de un robo: había ropa tirada, objetos rotos y una caja fuerte violentada.
La joven vivía con su marido y sus dos hijos en un departamento de la calle Sánchez de Bustamante al 1200, en el barrio porteño de Recoleta. Este viernes 7 de marzo salió bien temprano para llevar a los niños a la escuela y poco después su teléfono celular se desconectó.
Al mediodía debía pasar a buscar a sus hijos, pero nunca llegó. Las autoridades intentaron comunicarse con ella y al no obtener respuesta contactaron a su marido. Magalí podía demorarse pero difícilmente olvidarse de retirar a los niños.
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Preocupado porque el teléfono de su mujer no respondía, regresó a su departamento del segundo piso y apenas abrió la puerta descubrió una escena dantesca. Magalí había sido asesinada. Un paramédico que llegó a la escena en una ambulancia del Sistema de Atención Médica de Emergencias (SAME) constató su deceso.
Un informe forense reveló que la muerte se produjo por asfixia. En principio todo indicaría que se trató de un robo. Hay varios elementos que sostienen esta teoría. Por un lado, el enorme revuelo, los faltantes y la caja fuerte forzada. Pero también por las pistas que surgieron del análisis de las cámaras de seguridad del edificio.
Siguiendo esa pista los investigadores identificaron a dos sospechosos: un hombre y una mujer que ingresaron por separado pero salieron juntos con varios bolsos.
El dato que llamó la atención de los detectives es que la chica estaba vestida como empleada doméstica, pero cuando abandonó el edificio llevaba otra ropa: un pantalón oscuro y una blusa roja.
Los voceros señalaron que una cámara domo ubicada en la cuadra sirvió para establecer la dirección que tomaron. Por estas horas, el objetivo de los pesquisas pasa por determinar el recorrido que hicieron antes y después de dejar el edificio.
Según sospechan, la mujer trabajaría en el departamento de la víctima y creen que habría sido ella la que le abrió la puerta al otro presunto autor, porque no hallaron signos de violencia en el ingreso al departamento.
Lo que creen es que los delincuentes no esperaban que Magalí regresara a su domicilio y entienden que su arribo modificó los planes y por ese motivo habrían decidido matarla.
Desde la Policía de la Ciudad indicaron “que se pudo determinar el ingreso al departamento de una mujer que se desempeña como empleada doméstica y que momentos después hizo lo mismo un hombre desconocido, retirándose luego juntos”.
“La investigación se encuentra encaminada para dar con los responsables del hecho”, señalaron sobre el avance de la causa en la que interviene la Fiscalía Nacional en lo Criminal y Correccional Nº 50, a cargo de Edgardo Orfila, quien labró actuaciones por “averiguación de homicidio”.
En la escena trabajan personal de la Unidad Criminalística Móvil, la División Rastros y la División Homicidios de la Policía de la Ciudad, entre otras divisiones.
La víctima era de la comunidad judía. Estaba casada con Alberto Yoel Arazi. Su asesinato despertó una fuerte conmoción en la colectividad. El rabino de la AMIA Eliahu Hamra aseguró estar conmovido por el crimen. “Estamos conmocionados por el asesinato de Magalí Yael Levy z’l, de 28 años, en el barrio de Recoleta. Abrazamos a su esposo, Alberto Yoel Arazi; a su padre, Adrián León Levy, y a su madre, Ileana Emilia Chayo, como a todos sus familiares en este momento de tanto dolor”, publicó en sus redes sociales.
En nombre de la comunidad, Hamra exigió “a las autoridades el inmediato esclarecimiento y el castigo a los responsables de esta atrocidad”.
El 76% de homicidios dolosos de mujeres fueron femicidios
L.N.
El crimen de Magalí Levy se investiga como un homicidio en ocasión de robo, una categoría dentro de la figura de los asesinatos dolosos que no es tan habitual como los agravados por violencia de género.
Según un informe realizado por la Unidad Fiscal Especializada en Violencia contra las Mujeres (UFEM), el 76% de las muertes violentas de mujeres registradas el año pasado en la Ciudad de Buenos Aires fueron femicidios.
El trabajo detalla que el año pasado se registraron 17 homicidios dolosos de mujeres y trans, en 13 de los cuales se identificaron indicadores de violencia de género.
Además, señala que la cantidad total de homicidios dolosos disminuyó levemente en relación con 2023, de 20 a 17 casos, y destaca que el cambio se da por un retroceso de los homicidios sin motivos de género, que pasaron de ocho a cuatro casos, mientras que los femicidios aparecen como un fenómeno más estable, de 12 a 13.
No obstante, el relevamiento precisa que “esta dinámica de estos fenómenos debe ser analizada a través de períodos de tiempo más prolongados para observar sus variaciones”.
La UFEM remarca que el perfil de las víctimas durante 2024 está constituido por “mujeres adultas o adultas mayores, con un promedio de 52 años de edad, ya que casi la mitad de las víctimas tenían entre 50 y 84 años. Y advierte que el dato contrasta con el promedio histórico de edad relevado en estos casos, que entre 2015 y 2023 fue de 42 años.
Otro dato destacado revela que en el 31% de los casos el agresor utilizó un arma de fuego.