“Cuando nací, mi papá me puso una camiseta, medias y un short de Racing. Mi primera experiencia en la cancha fue al mes de vida, me calentaban la mamadera en el agua caliente de los pancho. Y mi abuelo me regaló una bandera que pertenecía al equipo de José cuando salimos campeones del mundo en 1967. Y uno de mis primeros regalos fue una camiseta del campeón de 2001, autografiada por todo el plantel”.
Ni su papá ni su abuelo seguramente habrán imaginado que Alejo Ciganotto se atrevería a tanto por esos colores, como desafiar distancias hacia otros países con lo puesto. Apoyado en el esfuerzo de sus piernas, la osadía y la paciencia, a sus 22 años este fana de la Academia está en plena travesía rumbo a Asunción, Paraguay, donde el sábado 23 el equipo de Gustavo Costas disputará la final de la Copa Sudamericana frente a Cruzeiro. No tiene entrada, pero va. Él va igual. Y con ese ir, en esa aventura, cosecha historias dentro de la historia misma. A pie y a dedo, como puede, va completando los 1.350 kilómetros hacia el país vecino.
Racing –
El hincha de Racing que va a pie y dedo a Asunción
Asomó al mundo en 2002, un año después de que Racing se coronara campeón del Torneo Apertura luego de 35 almanaques de sequía. Habitante de San Martín, provincia de Buenos Aires. Este joven locuaz, simpático, espontáneo, se embarcó en el verdadero Paso a Paso que inmortalizó Mostaza Merlo, aunque esa caminata necesite el empuje de las ruedas. Y de la solidaridad ajena, por supuesto. Ya lo hizo en anteriores experiencias durante esta Copa Sudamericana. A dedo se va trasladando, principalmente entre camiones. Disfruta cada segundo del viaje. De la adrenalina de no saber qué con qué se encontrará una hora o apenas minutos después. La intensidad es lo que le gusta a este intrépido enfermo de la Acadé.
Se traslada a pie y a dedo y los hinchas que ves sus videos subidos a redes le van haciendo donaciones. Foto: @alejo.ciganotto
«Soy muy mandado, no tengo vergüenza ni miedo. Si me va a pasar algo, será en Buenos AIres o acá», asegura, mano a mano con Olé a través del zoom al que se prende desde un hotel que la filial de Racing en Corrientes le acaba de facilitar. Si acompañó a la Academia dos veces a Brasil (cuartos ante Paranaese y semi contra Corinthans) y una en Chile (en octavos, frente a Huachipato), cómo no iba a intentar hacerlo para la final. Y entonces, de nuevo, arrancó una travesía que día a día va narrando -y mostrando- en los videos que sube a las redes sociales, divididos en partes y en diferentes lugares por los que va pasando.
Racing –
Un hincha de Racing viaja a dedo hasta Paraguay y cuenta se travesía por redes
-¿Cómo fueron las paradas en esta travesía a Asunción?
-A este viaje lo hice rapidísimo. Volando. Salí hace tres días (miércoles) a la madrugada. De nuevo me fui hasta Zárate en tren. El primer día llegué a Gualeguaychú, Entre Ríos. Había salido sin dormir, estuve 36 horas despierto hasta el primer día que dormí. Algo que me llamó la atención. Un seguidor de siete u ocho años me mandó un mensaje en tik tok para preguntarme si estaba. Y me fui a visitar con su papá. Me regaló 20.000 ésos, una gorra y una remera. Me saqué una foto con los dos. Me dijeron que me siguen desde mi primer viaje a Chile y que fueron colaborando conmigo. A otro día, me fui a dedo hasta Colón en un auto. Después, en micro hasta Concordia y de ahí hasta Mocoreta. Me reconoció una persona y me invitó a tomar una birra con el tío. No tomo birra, pero fui porque estaba al pedo. Estaban hablando de jugar un partido a la noche y yo me prendí.
Alejo Cigonatto, junto a su papá, su abuelo y el Bocha Maschio, hace 16 años. Foto: @alejo.cigonatto
Durante el itinerario pudo aprovechar para disfrutar de las cataratas del Iguazú, en Misiones. @alejo.ciganotto
-¿Cuanta plata te llevaste para esta travesía a Paraguay?
-En mi anterior viaje a Brasil (ante Corinthans) me quedé sin celular porque se me mojó todo. Estaba sin plata y sin entrada. No iba a hacer este viaje. Puse en Twitter que no iba a poder y les pedí que trajeran la Copa. Me decían que tenía que ir igual, que soy la cábala. Hice el esfuerzo, un amigo me prestó el celular y arranqué a Paraguay. Salí con 30.000 pesos. Y hoy tengo 30.000 esa misma cantidad. La misma porque recibí donaciones. Y esta vez un hospedaje me cobró a mitad de precio porque hice un canje. Hoy (sábado) me ofrecieron hospedaje gratis de la filial de Corrientes. En Mocoreta (Corrientes) había pagado uno de 12.000 pesos. Se va alivianando.
Racing –
El hincha de Racing que va a Asunción a pie y a dedo
Alejo junto a José González, el hincha de Racing que le facilitó hospedaje en Corrientes y al que Olé también le hizo una nota por la donación que le realizó Martirena.
-¿En algún momento se te complicó hacer dedo o te van parando con frecuencia?
-A veces podés espetar esperándolos tres horas. Pero ahora tengo más experiencia y sé cómo hacer para que me levanten más rápido. Voy a las estaciones de servicio, donde para los camioneros a comer. Cuando están volviendo al camión, les muestro el celu, lo que voy subiendo en el día a día para ir a ver a Racing. Y por lo general me dicen que sí, excepto los que no pueden hacerlo porque las empresas no lo permiten y tienen cámaras adentro. en el asiento del acompañante.
Alejo junto a José González, el hincha de Racing al que Martirena le donó 150.000 pesos y que también habló con Olé luego de la rifa que armó para poder viajar a Asunción. Foto: @alejo.ciganotto
-¡Todavía te quedó energía para un partido!
-Sí, je. Jugué a la noche, volví, me bañé, me junté con unos amigos que había hecho antes en Mocoreta. Me encontré con una chica que me había encarado por la calle, después me fui con un grupo de amigos… Una locura todo. Volví al hospedaje y me levanté hoy (sábado). Llego a la ruta. Camino 10 kilómetros en total y me paro en un puesto de naranjas de un chabón que ya había conocido en un viaje anterior. Nadie me levantaba. «Esperá acá y cuando pare algún cliente, le digo que te lleve», me dijo. Me quedé como un ahora y media porque no frenaba nadie a comprar. Pero al final me llevaron. Y ahora estoy en Corrientes Capital, a 500 kilómetros de Asunción.
Al menos por ahora no tiene entradas para ver la final
-¿Creés que vas a conseguir entradas para la final?
-Si no consigo… Quiero llegar rápido a Paraguay. Tratar de pegar onda con la hinchada de Cerro Porteño y ver si ellos me pueden ayudar para entrar a la cancha dos días antes. No sé, encerrarme en el baño, esconderme, je. A mí me importa más que Racing gane que poder entrar yo a la cancha. Si no, me quedo con la gente de Racing afuera.
Alejo se saca una araña de la pierna mientras charla con este diario. Cuenta que «recién me bañé y eso me sacó un poco el sueño». Y continúa con su relato. Esta vez, retrocede en el tiempo. Y arranca desde cero. «Una semana antes de que jugara Racing en Chile (por octavos), se me ocurrió ir a dedo. Tipo tres de la mañana me fui. Mi mamá me decía: ‘¿¡Cómo te va a ir a esta hora!? Ella sabía que no me iba a poder parar poque siempre que quiero hacer algo, lo hago, je. Porque si no, después me arrepiento».
-¿Y entonces?
-Fuimos a tomar un café con leche y con mi vieja. Me fui en colectivo hasta Moreno y de ahí me tomé otro hasta Luján. Fui a la ruta y empecé a hacer dedo. Mi intención era llegar hasta Junín, pero el primer día llegué hasta San Andrés de Giles. Dormí en un hotel ahí, al otro día me levanté y me fui a dedo hasta Santa Fe y Córdoba. Al otro día, de nuevo a dedo hasta Villa Mercedes, San Luis. Después, hasta Mendoza. Cuando llegué ahí me quedaban mil pesos nada más, había calculado mal….
-¿Cómo lo resolviste?
-Me viralicé en Twitter. La gente de Racing empezó a hacerme donaciones. Con eso pude ir en micro para pasar a Chile. En Santiago, un hincha de Racing, chileno, me ofreció hospedaje. Me vino a buscar y fuimos a la casa. Y a los dos días fuimos juntos a la cancha. Después ya me moví con un micro de la hinchada, que me trajo de vuelta a Buenos Aires.
-¿Y cómo fue lo de Brasil?
-Yo iba poniendo el alias y cada tanto me iban llegando donaciones. Salí con 50.000 pesos e hice otras 50 lucas durante el viaje. Para llegar a Curitiba primero fui en tren hasta Zárate. Caminando y a dedo, de ahí a Entre Ríos. Y a Corrientes. Pero caí ahí porque hice mal la ruta: yo quería ir directo hasta Misiones. Al quinto día llegué a Posadas. Y a San Vicente. Después, crucé la frontera de Bernardo de Irigoyen. La cruce caminando. Era una zona linda, pero si ibas para adentro era muy feo, como si fueran favelas. Estaba entre una zona linda donde no tenía la plata para pagarme el hospedaje y otra muy fea en la que no quería ir a buscar un hospedaje. Estaba en otro país, no entendía nada cuando me hablaban los brasileños. Pero encontré una terminal…
-Y pensaste que era tu salvación…
-Pensé en quedarme a dormir ahí, pero me dijeron que era muy peligroso porque no quedaba nadie. Como pude, entendí que me decían que quedaba un micro disponible en 15 minutos. Ni pregunté adonde iba. Lo usé para dormir. Me quedé dormido y a las 6 de la mañana me levantó el chabón. Me dijo que estaba a solo una hora de Curitiba. Llegué y paré en un hotel dos días. Después de partido con Paranaense, me volví de nuevo o el micro de la hinchada.
Alejo interrumpe el hilo y se detiene en un punto: «En octavos y cuartos una persona me dio las entradas. Pero no me la consiguió para la semi, en San Pablo, para el partido con Corinthians. Entonces no sabía qué hacer. ¿Y sabés quién me mandó la entrada? Costas, que me había felicitado por lo que estaba haciendo yo. Un genio».
-Por ahí te manda una para la final…
-Hablé otra vez con él. Me dijo que está complicadísimo el tema entradas, que no me promete nada pero que esta tratando hasta de conseguirles entradas a los jugadores y para su familia.
-Volvamos a viaje a San Pablo, previo al cruce con Paraanense.
-Fue parecido a cuando fui a Curitiba. Una vez que llegué a Zárate, hice Entre Ríos, Corrientes, Misiones. Estuve en Posadas, crucé a Paraguay, volví a Posadas. Me fui a Iguazú, disfruté de las Cataratas… Como fui con tiempo, aproveché. En los primeros dos días ya había metido 1.000 kilómetros. Y le lo tomé con calma. No quería estar tanto tiempo en terreno brasileño por el idioma.
Se define como un «caradura»
«Cuando crucé a Brasil en Foz de Iguazú hice dedo. Y me tomé un micro de tres horas y me acerqué a Curitiba. Ahí me quedé dos días. Me vi con un par de chicas- revela-, , soy muy caradura. Cuando una me gusta le hablo. Al otro día quise hacer dedo en la ruta que conectaba con San Pablo. En cuatro horas no me levantó nadie. Me dijeron que en esa ruta nadie me iba a levantar porque es muy peligrosa porque a los costados hay favelas. Los camioneros no levantan porque les roban todo si paran. Al final, me tomé un micro hasta San Pablo. Y ahí me quisieron robar».
-¿Cómo fue eso?
-Sí, fui a la zona de Corinthians, que es la más peligrosa de San Pablo. No me alcanzaba la plata para un hospedaje normal por ahí. Eran las diez y media de la noche. Empecé a caminar y me terminé metiendo en una favela. Entré a un hotel y atrás mío se metió otro que supuestamente también estaba buscando habitación. Me dicen que no había lugar ahí. Y el chabón que estaba atrás, me dijo que en el otro hotel había habitación. Voy… El lugar no tenía puerta. Había una escalera hacia arriba. Yo veía que salían y entraban fisuritas todo el tiempo. Me puse medio tenso y el chabón me dijo que me quedara tranquilo… Cuando le dije que iba a salir a comprar una gaseosa al lado, se me paró adelante y me dijo: «Vocé se queda acá».
-…
Lo agarré del pecho, empecé a correr y me siguieron dos personas. Por la adrenalina corrí muy rápido. Ya el otro día estaba más tranquilo y fui a la cancha. Y llovió tanto que se me rompió el celular. Y por eso casi no pude venir a Paraguay.