Madrid, 25 oct (EFE).- Las energías renovables dispararon un 41 % su ahorro neto en el sistema eléctrico en 2023, hasta los 9.575 millones de euros, el nivel más alto de la historia, lo que permitió a España disfrutar de una electricidad más competitiva que en la mayoría de países europeos pese a ser casi una isla energética.
Son las conclusiones del ‘Estudio del impacto macroeconómico de las energías renovables en España’, elaborado por Deloitte y presentado este viernes por Appa Renovables y el Club Español de la Energía, que refleja cómo la caída del precio eléctrico del último año redujo la aportación del sector al PIB hasta los 16.495 millones de euros, la tercera cifra más alta de la serie tras 2022 y 2021.
Estos dos años se caracterizaron por la inflación y los elevados precios de la energía. En general, el sector renovable representó en 2023 el 1,13 % del PIB nacional.
Por otro lado, el ritmo instalador sufrió una leve desaceleración. Mientras que la fotovoltaica para venta a red instaló 1 gigavatio o GW más en comparativa interanual, el autoconsumo disminuyó un 27 % su potencia anual instalada y la eólica redujo su instalación a la mitad.
Esta circunstancia impactó en los empleos del sector renovable, que alcanzaron los 127.576, un 2,5 % menos.
El hito del 50,4 % de electricidad renovable marcó 2023, cuando estas energías, debido a su efecto depresor sobre el mercado mayorista, ahorraron 12.745 millones de euros al sistema. Ello, unido a la disminución de la retribución regulada por la salida de la eólica e hidráulica del sistema de incentivos, hizo que el ahorro neto se situase en su máximo histórico: 9.575 millones.
Si se cuentan los biocarburantes y las renovables térmicas, las renovables evitaron la importación de 25 millones de toneladas equivalentes de petróleo, frente a las 21,4 millones de 2022. Esto procuró un ahorro de 15.622 millones de euros en importaciones fósiles.
En su intervención, el presidente de Appa Renovables, Santiago Gómez, ha manifestado la «preocupación» del sector ante desequilibrios actuales como el desajuste entre la oferta y la demanda, y es que esta última continúa sin crecer de forma proporcional a la capacidad renovable que se añade al sistema.
Por otro lado estaría la «divergencia» en el desarrollo de las distintas tecnologías renovables, con una «fuerte apuesta» por la solar fotovoltaica y el autoconsumo, que podrían llegar, incluso, a competir entre ellas.
La asociación se ha remitido al «desafío» que plantea el Plan Nacional de Energía y Clima -conocido como Pniec-, el cual pasa por el objetivo de incrementar un 34 % el consumo eléctrico. Una meta «tan ambiciosa como necesaria» que encuentra un «reto» en la eficiencia energética.
«Constantemente buscamos hacer más eficientes nuestros usos, y la eficiencia reduce el consumo eléctrico», ha explicado Gómez, que ha asegurado que el crecimiento de la demanda requerirá una «decidida apuesta» por la electrificación y la reindustrialización del país, lo que exigirá medidas para atraer inversiones necesarias.
Otro aspecto a tener en cuenta es el precio. A tenor de las estimaciones de Appa Renovables, este año cerrará con un 10 % de horas a precios cero o negativos y unas 1.800 horas adicionales entre cero y diez euros.
Unos niveles «insuficientes» para que las inversiones en renovables sean rentables, lo que podría comprometer la financiación de futuros proyectos.
Por lo pronto, el precio medio de la electricidad ronda los 53 euros/megavatio hora (MWh) en 2024, ejercicio que ha asistido al precio mensual más bajo de toda la serie histórica: 13,67 euros/MWh en abril, coincidiendo con una producción renovable muy elevada y un consumo contenido.
«Si no avanzamos en el desarrollo del almacenamiento, la flexibilidad de la demanda y en un ‘mix’ renovable equilibrado, lo que en abril nos parecía una anomalía podría convertirse en tendencia y ser algo que ningún agente de nuestro sector desea», ha recalcado Gómez.
Con todo, no deja de ser un momento «dulce», ha defendido el director general de Appa Renovables, José María González, que si bien ha reconocido que las señales económicas «no son las ideales», se ha remitido a la buena marcha del sector en términos de empleo y de aportación a la economía nacional.
«Estamos en cierta fase de ralentización. No de replantear objetivos sino de encontrar las palancas para vender la energía a futuro y, sobre todo, solucionar el desequilibrio entre oferta y demanda», ha puntualizado González, que ha lamentado que esta actividad esté «fuertemente» lastrada por la burocracia y la concesión de permisos. EFE