En los stand de Expoagro se resume el estado del campo: llovió, cedió el calor, mejoraron los rindes y se nota. Hay una pujanza que contrasta con los otros sectores productivos.
Se ven productores anotando características y sacando fotos de los “fierros” como llaman a las sembradoras y cosechadoras o a los equipos de riego y pulverizadores de gran porte. Y también se los ve dentro de los salones haciendo números con los vendedores.
En 2023, sequía histórica mediante, pasaban de largo. A otros se les va buena parte del día en las exhibiciones de las destrezas tecnológicas a campo.
Además aparecieron los bancos ofreciendo financiación. El Nación arrancó con tasas de 1,5% anual en dólares y un año de gracia. El Macro al 0% en dólares. El Provincia ofrece pesos al 65% anual y el BBVA al 64% con un plazo de 48 meses.
Y numerosas fábricas de maquinaria, con tal de vender, lanzaron su propio plan canje con granos. Es el caso de Stara de capitales brasileños y fábrica en General Alvear en Santa Fe.
Curioso. Aparecen banqueros entusiasmados no solo con prestarle al campo, sino en desembarcar en la comercialización. Es el caso del dueño del Comafi, Guillermo Cerviño que se unió al ex Cargill, Cristian Sicardi, a Javier Iraola y Eduardo Racedo para transacciones de granos y carnes.
Alfredo Gusmán, presidente de la Confederación Latinoamericana de Angus, destaca nuevos actores a raíz del interés que despierta la genética argentina en las razas ganaderas. «Vienen desde EE:UU, México y Europa a comprar y se llevan todo en los remates ganaderos de elite», dice anticipando que en la carne será cada vez más un negocio de exportación.
Algunos resaltan los avances de la genética en otras áreas. Es el caso de Fernando Díaz Colodrero líder en la exportación de girasol confitero que desarrolló variedades en función de las apetencias de cada mercado. Sus clientes son Estados Unidos, los países del Norte de Africa y España entre 60 destinos. Díaz Colodrero acaba de desembarcar como principal accionista de la conocida marca de galletitas Tía Maruca.
“Se ha generado expectativa y se espera que los sectores dinámicos de la economía, como el agro, la minería y la energía produzcan un rebote con el crecimiento de la inversión en unos meses”, señala Martín Berardi, presidente de Ternium, la controlada de Techint para los aceros planos.
“Soy optimista, pero primero tienen que acomodarse los precios relativos”, suelta David Hughes, presidente de Argentrigo que nuclea a la cadena productiva del cereal.
Para Francisco de la Fuente, con el mérito de haber introducido la soja en Sudafrica y producir semillas en aquel país, “el tema es político. Es fantástica esta incertidumbre”, dice en obvio elogio a Javier Milei. Coincidió Ricardo Smith Estrada: “Estamos viviendo un cambio que va más allá de Milei”.
Rosana Negrini, la presidenta de Agrometal, cuenta que tras un 2023 que combinó sequía, abatimiento de los productores e incertidumbre política, “ ahora hay otro ánimo. Nosotros ajustamos la producción sin despedir gente y tratamos de vender todo lo que se pueda”. Negrini ya exporta a la región y tiene ilusión con su próxima apertura en Europa del Este con un socio búlgaro.
En la misma sintonía, Gastón Ricardo, el dueño de la fábrica de sembradoras y fertilizadoras Indecar, observa cautela y entusiasmo a la vez en los productores. “El primer semestre será duro», advierte mientras busca alternativas como la unión con las semilleras Bioceres y la estadounidense Stir para que multipliquen semillas en campos trabajados con sus sembradoras que llegan a valer hasta US$ 519.000.