El DNU de Milei entra en la dimensión desconocida

Como todas las iniciativas del gobierno el DNU 70/23 encalló en la dimensión desconocida, un limbo que oscila entre la realidad y la quimera. Nombran funcionarios y los des nombran. Disuelven el INADI, pero cambian apenas la marquesina. Despiden a un ministro como Guillermo Ferraro, pero sigue designado y sin reemplazante.

No lo podía creer la enviada del FMI cuando se lo contó el sindicalista Gerardo Martínez al reseñarle que se han perdido 50 mil empleos en la construcción, pero no se sabe quién es el responsable de la obra pública.

La novela de los proyectos promete animar la reapertura del Congreso después del 1° de marzo. La intención del oficialismo es dedicarle varias sesiones de la Comisión de los DNU a un desfile de funcionarios y expertos para explicar las razones de la necesidad, la urgencia y la oportunidad del contenido del decreto 70/23. Una rentrée del plenario de comisiones que sesionó durante enero en Diputados sobre la ley ómnibus. Nadie espera que rinda más frutos este trámite sobre el decretazo, que fue la primera medida del gobierno apenas asumió.

Ni 33 para voltearlo, ni 39 para aprobarlo

La ley ómnibus cayó por el rechazo con 154 votos – una suma de los bloques amigos del gobierno, más el peronismo y la izquierda – a la intención de abrirle al Ejecutivo la caja de los fondos fiduciarios que bancan el gasto de las provincias. En el caso del DNU 70 se repite la situación de bloqueo. El peronismo del Senado ha pedido una sesión especial para tratar de voltearlo. Pero no puede sumar más que los 33 votos que tiene el bloque que preside José Mayans.

La concertación de bloques no cristinistas de la Cámara tampoco llega a sumar los votos necesarios para aprobarlo. Lograron 39 voluntades para desplazar al cristinismo de la conducción de la Cámara, pero no todos están para avalar el DNU. Senadores de Entre Ríos, Corrientes, Río Negro, Santa Cruz y Neuquén que integran esa mayoría funcional, no están dispuestos a avalar el decretazo. Se les suman algunos radicales que tampoco están convencidos de darle al gobierno este regalo.

El Senado en cámara lenta

E13 de diciembre de 2023 el no peronismo armó una coalición informal de 39 senadores que se quedó con toda la mesa de autoridades. Fue un logro de Juan Carlos Romero, que le quitó el mando al peronismo después de por lo menos 50 años (no ocurría desde 1973). Contó con el ardid de la renuncia anticipada de la radical Carolina Losada a la vicepresidencia.

Para no dejar a la Cámara sin autoridades, los 39 adelantaron la cobertura de cargos. La contundencia de la operación de Romero fue tal que el cristinismo se quedó sin ninguna secretaría ni pro secretaría, algo que no había hecho el cristinismo con la oposición – en la última legislatura le había dejado al radical Juan Pedro Tunessi una pro secretaría parlamentaria.

Para evitar riesgos, la Cámara eludió un reclamo del gobierno para que tratase el proyecto de ley, que tiene aprobación de Diputados, que hacer reformas al Código Penal en materia de lavado de dinero. Para que se llevase a cabo esa sesión, el gobierno tendría que haber dictado una prórroga de las extraordinarias. Decidió no hacerlo, la cornisa es muy estrecha. El proyecto tiene dictamen y puede ser tratado en la primera semana de marzo.

Tampoco pueden aprobar esta reforma por DNU, porque es de materia penal, algo prohibido. Pero firmarlo como expresión de buena voluntad puede agradar al GAFI (Grupo de Acción Financiera Internacional) que, como corresponde, pedirá una ley. Esa norma obligaría a los abogados a informar sobre operaciones sospechosas. Ricardo Gil Lavedra, titular del colegio de la profesión, prometió judicializar esa decisión. La considera inconstitucional.

Larreta lejos del nuevo PRO

Horacio Rodríguez Larreta no tiene pensado hasta este momento participar de la nueva conducción del PRO. Ni a través de un representante. No estuvo hasta ahora con Mauricio Macri, que dedicó estos días a hablar con todos. Tampoco tiene previsto hacerlo en los próximos días.

El escenario electoral de la CABA en 2025 puede ser la oportunidad para el lanzamiento de algún proyecto propio. No ha dado señales sobre esto, aunque sigue pensando que a la propuesta acuerdista que representa le llegará su momento.

Este debate sobre la pendularidad de los procesos políticos está en todas las conversaciones. Macri reclama que el PRO se alinee en apoyo de Milei sin fusiones, porque advierte que el presidente le arrebató al PRO sus votantes. ¿Se vuelve de eso? se preguntan algunos. Seguramente en un proceso de polarización hacia las derechas o a las izquierdas, los extremos maximalistas se devoran a los moderados.

Cuando Macri hacía mileísmo antes de las elecciones no faltó quien le aconsejase que no lo hiciera: si Milei ganaba le iba a arrebatar a Macri la jefatura de la derecha y, además, su rol en las ligas internacionales de conservadores, que es el que más valora. Es lo que hoy ocurre con Milei saludado como el derechista más importante de ese país adonde había una vez un Macri.

Nadie hizo tanto con tan poco

De esto y de otras cuitas pudo hablar Macri con Miguel Pichetto en su casa de Acassuso, en una de las primeras reuniones de la semana, arbitrada por su principal estratego, el exministro Jorge Triaca. Macri siguió sosteniendo la necesidad de ayudarlo a Milei, que no tiene gestión sino impulsos. «Representa mis ideas», repite como ante un espejo para justificar su posicionamiento.

Pichetto le pone límite a este apoyo cuando repasa la lista de artículos viscosos de la ley ómnibus, como las privatizaciones o el ataque a los gobernadores. Macri entiende que apoyar con límites es lo mismo que no apoyar. Y cuando le hablan de gobernadores echa mano a la cartuchera. Cree que lo traicionaron cuando era gobierno, que cuando arreglaban 10, querían 20, y cuando arreglaban 20 querían 40. De eso se trata hacer política, Mauricio.

El diálogo entre los dos siempre llega a un límite. Pichetto tiene un método que le ha dado fruto a lo largo de casi 30 años en el Congreso, siempre con cargos gravitantes: gobierna con herramientas legislativas. Se dice fácil, pero es un método refinado, que pocos entienden. Y menos Macri, que detestó siempre la tarea legislativa. Explica que en los 77 días de este gobierno Pichetto haya alcanzado un poder en el Congreso que condicionó, desde una minoría, los proyectos de Milei. Desde esa perspectiva, puede bloquear sus iniciativas desde una banca y con un bloque de 23 diputados, que en el momento de la votación en particular se le redujeron a 7. Nadie hizo tanto con tan poco.

El 2025 ya está aquí

La molicie previa al comienzo del año legislativo veraniega tuvo dos perturbaciones. Una fue el maratón de reuniones que protagonizó Macri a su regreso de las largas vacaciones del 2024. No aportó más que ajustes a su proyecto de armar el nuevo PRO bajo su conducción desde el 27 de marzo. Es la fecha de las elecciones de autoridades, que como corresponde a los partidos de la nueva política, será una formalidad de lista única. Pretende que en la nueva cúpula partidaria entren todas las tribus. Cuenta con el acuerdo de Patricia Bullrich, que no ha decidido aún si lo hará en forma personal en algún cargo, o indirecta, a través de algún delegado. La idea es la de siempre: hay que prepararse para un colapso del gobierno de Milei y tener un frente partidario armado con relaciones fuertes en el Congreso. Esta emergencia puede producirse o no, pero lo que está detrás es el armado de las listas de candidatos para 2025.

El año que viene vence el mandato de los elegidos en 2021, que fue una muy buena elección del PRO, cuando integraba la coalición ganadora de Cambiemos. Es una fecha oportuna porque se abren casilleros gourmet: se eligen senadores por la Capital. Es la oportunidad para que Jorge Macri ensaye alguna ficha pensando en 2027. También para que lo haga Mauricio. Se ha anotado ya Elisa Carrió para esa pelea y Martín Lousteau puede buscar una reelección que afirme su jefatura partidaria en la UCR. Tiene su base más fuerte en el distrito. Lo que haga se leerá como una prueba de la alianza que tiene con el primo Jorge que es hoy muy firme, para la bronca de Macri y de Milei.

Milei se está vengando de un susto

“Estoy dispuesto a aceptar una disculpa en privado del presidente. No pública, sería demasiado pedirle». La frase le pertenece a Ricardo López Murphy, dicha entre cuatro paredes, ante otras críticas que recibió de Javier Milei. El mismo gesto ha tenido ahora, después de que Milei lo tratase de traidor.

Esta acusación es un reproche del más rancio corte partidocrático. Evoca rencores del presidente que se remontan a su prehistoria política. En 2021 entendió que la candidatura a diputado de López Murphy en las listas de Juntos por el Cambio era una herramienta del larretismo para sacarle votos a él. No ha olvidado aquellas inquinas. Tampoco se está vengando de algún daño que le ocasionase. Se está vengando de un susto que le pegó López Murphy en aquellas elecciones.

En 2021 varios candidatos conservadores, entre quienes estaban Milei, López Murphy, José Luis Espert, José Antonio Romero Feris, orbitaban en una galaxia en estado gaseoso llamada «Vamos”. Especulaban con ir a una PASO o interna dentro del grupo. López Murphy prefirió no disputar con ellos por la candidatura a diputado y acercarse a JxC. Si hubiera intervenido en esa interna, quizás hubiera ganado la disputa ante el menos conocido Milei. Hubiera encabezado la lista, seguido de una mujer y Milei hubiera quedado tercero. Posición que lo hubiera dejado fuera de la cámara. Es lo único que hace explicable la bronca de Milei con quien le votó, en general y en particular, el proyecto de ley-ómnibus. En política, como en la vida, a la gente hay que juzgarla por lo que hace, no por lo que es. Quien lo hace, da una prueba de autoritarismo.

Los economistas se confiesan

La segunda actividad que rompió la mini vacación de febrero es la visita del equipo de Gita Gopinath, gerente del FMI. El gobierno aprovechó, como hace con todas estas photo opportunities de funcionarios, para decir que fue una buena reunión. Dijo lo mismo del encuentro de Milei con el Papa, cuyos voceros debieron desmentir que el Santo Padre hubiera bautizado el plan motosierra. También de las mieles o las hieles que pudieron cruzar Diana Mondino y David Cameron en Río de Janeiro.

Pero interesa más lo que pudieron hablar con Gita los economistas invitados el miércoles a la sede porteña del organismo. Eran la flor y nata de la profesión, a quienes la funcionaria les dijo que había viajado para escuchar «las voces de la Argentina». Fue una visita de «fact finding», según la jerga del organismo. Cada uno de los asistentes ya tiene opinión formada sobre lo que hace el gobierno en materia económica: no tiene un programa, pero empuja con medidas promercado que todos festejan.

Gita, a quienes algunos ya conocían por entrevistas anteriores o por su record académico les preguntó mucho y habló bien poco, para alimentar sus decisiones. Sometió a sus colegas criollos a un cuestionario que repitió ese mismo día ante empresarios, grupo que encabezó Eduardo Elsztain, mentor de Milei: 1) calidad del ajuste fiscal; 2) impacto social de las medidas; 3) sustentabilidad del apoyo político al gobierno; 4) opinión sobre un eventual plan de estabilización. Remató con preguntas de forma: qué opinan de la dolarización y qué le recomiendan al FMI que haga. Gita, como sus acompañantes, anotó todo lo que escuchó de expertos como Ricardo Arriazu, Miguel Kiguel, Pablo Guidotti, Martín Rapetti, Eduardo Levy Yeyati, Marina Dal Poggetto y Hernán Lacunza. Salieron con la idea de que, por el tenor de las preguntas, Gita está bien informada sobre la Argentina. El cuestionario, creen algunos que participaron, no parecía ser una encuesta para un plan.

Al FMI, que intermedie con Milei

Esta ronda de entrevistas incluyó a Gerardo Martínez, que habló con crudeza del efecto del congelamiento de la obra pública. En la charla que tuvieron el jueves, el sindicalista de la UOCRA le dijo a Gita que la crisis no empezó con este gobierno, porque ya el anterior había suspendido los pagos de certificados de obra antes de las elecciones. Le dijo que en el sector de la construcción los despidos y cancelaciones por suspensión de obras, incluyendo bajas estacionales de la actividad, suman ya 50 mil en todo el país. Reclamó que el FMI hable con un gobierno que a ellos no los escucha.

Martínez, que es miembro de Global Union, un ente internacional de trabajadores que está incardinado en organizaciones internacionales – entre ellas la OIT – emprendió este fin de semana un viaje a Washington a repetir estos reclamos ante el FMI, el BID y el Banco Mundial.

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