Milei y Macri evitan un pacto de cúpula: sin saber cómo ejecutar un acuerdo, se dedican primero a ordenar la tropa propia

“Llego y nos vemos”. Javier Milei y Mauricio Macri primero apuntaron, en sus habituales intercambios telefónicos, a encontrarse apenas el expresidente llegara a Buenos Aires, tras su retiro veraniego en el country Cumelén de Villa La Angostura. La cumbre luego se postergó para después de la visita relámpago que hará el Presidente en Washington, que tendrá lugar este sábado. En la Casa Rosada se empeñan en marcarle la cancha -y los tiempos- al exmandatario. Pero en rigor ni el jefe de Estado ni su antecesor quieren acelerar un acuerdo de cúpula porque no tienen en claro cómo ejecutarlo.

“Se van a ver después del viaje a los Estados Unidos, si es que se ven, no hay apuro”, dijo un colaborador estrecho del Presidente. Macri, por su parte, apenas pisó Buenos Aires comenzó a tomar la temperatura en su partido. El exmandatario, que se encamina a volver a presidir Pro, sabe que esta vez (a diferencia de octubre) no pretende cerrar un acuerdo por arriba con Milei si primero no aglutina a la tropa propia. Un dirigente muy cercano al exjefe de Estado lo dijo así: “Lo peor que le puede pasar es apurar un acuerdo con La Libertad Avanza (LLA) y que se rompa el partido”.

El expresidente está muy activo: ya se reunió con la alta dirigencia de su partido y en las próximas horas pretende encontrarse con distintos gobernadores de Pro. Ayer, él también marcó la cancha cuando recibió en Vicente López al gobernador de Santa Fe, Maximiliano Pullaro (UCR), uno de los más apuntados por la Casa Rosada. El argumento que dan en ambas terminales para justificar la ralentización es que para que el acuerdo avance, primero tiene que haber consenso en las bases y en el territorio. “Si no es de abajo hacia arriba, no va a servir de nada”, dicen cerca de Milei.

En Pro también destacan el factor territorial. “Es cierto, tiene que haber una cosa más amplia para hacer el acuerdo. Para ellos es más fácil porque no tienen gobernadores e intendentes”, dijo un importante dirigente de Pro con trato directo con Macri. Aportó como ejemplo lo que pasó en la Legislatura porteña, donde los diputados libertarios se opusieron a la ley de ministerios, el presupuesto y a las designaciones en el Consejo de la Magistratura de Jorge Macri. También las críticas que la diputada marplatense Juliana Santillán reparte contra el intendente de su ciudad, Guillermo Montenegro.

El gobernador de Santa Fe, Maximiliano Pullaro, ayer al retirarse de las oficinas de Mauricio MacriFabián Marelli – LA NACION

Con el correr de las horas cada vez queda más en evidencia que la Casa Rosada y Macri no pretenden lo mismo. La mesa chica de Milei habla de un eventual interbloque en Diputados para fortalecer un espacio de derecha que diluya a los bloques de centro en el Congreso. Ese plan es todo ganancia para La Libertad Avanza, que ganaría en músculo político y expertise parlamentario. Eso es así, aún cuando cerca de Milei no se cansan de repetir que “los votos de Pro van a estar igual”, porque el partido no tendría cómo explicarle a su electorado una quita de apoyo al Gobierno.

El plan interbloque no genera ningún entusiasmo en Pro. En las últimas horas algunos referentes de la bancada rechazaron puertas adentro estar dispuestos a una convivencia cercana con los diputados libertarios, a quienes ven más interesados en sus redes que en estudiar el reglamento de la Cámara.

El presidente electo Javier Milei junto a su hermana Karina Milei y Santiago Caputo en el Lincoln Memorial, Washington DC.

Respecto al Ejecutivo, la mesa chica de Milei no quiere ceder espacios de peso en el gabinete. Ni Karina Milei, ni Santiago Caputo, ni el jefe de Gabinete, Nicolás Posse quieren darle poder de decisión al macrismo. Creen que La Libertad Avanza logró desplazar a Pro “en dos años” y que no hay motivo para compartir las mieles del triunfo. Y ellos -sobre todo los primeros dos- tienen una fuerte ascendencia en el jefe de Estado.

En Balcarce 50 resisten una mayor intervención de Pro, aún cuando todavía hay muchos nombramientos en las segundas y terceras líneas que no se hicieron y que son necesarios para mover los expedientes del Estado.

Macri les asegura a sus interlocutores que tampoco quiere compartir responsabilidades por el devenir del Gobierno. Se identifica con Milei en las ideas, pero todavía duda de la capacidad del equipo libertario para ejecutarlas. Un referente macrista apuntó: “Ya está claro que el Gobierno necesita volumen político y que tiene muchos problemas en la gestión. Si no se abren realmente a que los ayudemos, un acuerdo no sirve”.

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