Caminando por Palermo, vieron una lindísima casa de época con un cartel de la misma inmobiliaria que vendía la suya, y enseguida pidieron verla: otra de las formas que toma la famosa “oportunidad” cuando de mudarse se trata. Porque Natalia González –estilista de interiores y creadora de Belle Tablé, emprendimiento de textiles para el hogar– y su marido estaban buscando algo que les permitiera expandirse. Después, vino el salto y la estrategia para llegar a la otra orilla.
«Nos gustan las casas antiguas remodeladas donde se ve la mezcla del pasado y lo actual. Pero nunca habíamos encontrado una con estas comodidades y en tan buen estado»
Natalia González, creadora de la marca deco Belle Tablé y dueña de casa
La cocina soñada
Una vez que concretaron la venta de su casa en Almagro, alquilaron un PH por dos meses para pasar allí la parte más compleja de la reforma en la nueva vivienda. La misión que planearon junto con la arquitecta María Otero incluía hacer a nuevo la cocina, pintar todo, y transformar el SUM de la terraza en un cuarto y un espacio de trabajo para la dueña de casa. “En vez de patear cosas para más adelante, decidimos hacer todo junto”, nos cuenta Natalia sobre el proyecto que resultó en 215m2 cubiertos y 42 descubiertos, para el que diseñó el interiorismo.
“Veníamos de casas y departamentos con cocinas chicas o incómodas, y la de acá, a pesar de su buen estado, tampoco nos convencía. La arquitecta nos pidió una lista de lo que debía tener nuestra cocina ideal, y así la hicimos”
Para tapar unas manchas de humedad que venía de la casa vecina, aplicaron impermeabilizante (Sika). Como les gustó el gris en combinación con el resto, lo dejaron sin revestir, lo que le dio un toque rústico a ese rincón. La bacha ocupa el sector que le ganaron al comedor diario: ahora tiene vista al patio, ubicación que además deja liberada toda la mesada a lo largo del ambiente. Todas las carpinterías originales fueron lavadas y lijadas, con lo que recuperaron su tono claro.
“Nos parece increíble tener esta pileta en pleno Palermo”, dice Natalia, feliz, viendo qué bien queda el nuevo color de las paredes con el piso que eligieron para la galería.
Repararon algunas maderas rotas y repararon el deck existente que rodea la pileta. Cuando no la usan, la tapan con módulos encastrables del mismo material.
Pasado presente
Como se encontraban en buenas condiciones y les encantaba su estilo, conservaron el techo de bovedilla, el piso de madera y las aberturas originales de la planta baja.
“Es la primera vez que tenemos una chimenea. ¡Cómo la disfrutamos el último invierno!”, cuenta Natalia. Taparon el frente de ladrillo visto para que no compitiera con la bovedilla.
“Me costó mucho imaginar y armar el entrepiso. Al final, se convirtió en un centro de reunión familiar: ahí miramos películas, compartimos juegos de mesa y, a veces, comemos. Lo usamos todos los días”
Hacia arriba
“Aprovechamos el distribuidor de la planta alta para sumar más espacio de guardado con un placard. No quisimos armar otro living, tampoco poner una tele. Así que pusimos un sillón y otros objetos, pero es un lugar, sobre todo, de paso”, cuenta Natalia. Aunque es difícil de limpiar, el techo de vidrio vale porque inunda todo con luz natural. Con un toldo eléctrico pueden cerrarlo, si lo prefieren.
“¡Cuando pienso que mi anterior espacio de trabajo estaba en el sótano! Este ambiente luminoso, ventilado y separado del resto (la casa en general también, eh) me permitió impulsar más mi proyecto”
El antiguo SUM de la terraza fue transformado por completo: al dividirlo en dos, lograron crear el espacio de trabajo de Natalia y una nueva habitación. Ambos ambientes disfrutan de la luz natural, ventilación y la independencia que les da estar en la tercera planta de la casa.
La terraza, recargada
Instalaron un toldo con brazos articulados para controlar mejor la temperatura de la suite principal y también para usar el balcón durante más horas.