El freno de la economía: lo peor de la sequía pasó, pero la falta de dólares demora la reactivación

La industria se estancó en junio, y las tensiones sobre el dólar son también un factor de preocupación en despachos oficiales.

El Gobierno empezó a tomar nota de las luces rojas que titilan en su comando y muestran un enfriamiento paulatino de la economía. Se trata de una serie de indicadores que incluyen el nivel de actividad, comercio exterior e inversión, muchos de los cuales -salvo el empleo- se vieron afectados por la sequía, las restricciones a las importaciones y las tensiones cambiarias.

Semana pasada, se conoció el índice adelantado de actividad industrial de junio, que arroja una expansión del 0,6% interanual y del 0,1% mensual, por debajo del nivel de mayo. El dato elaborado por la secretaría de Industria a partir del consumo de energía eléctrica en la industria suma así dudas sobre el sostenimiento de la actividad en los próximos meses.

En el equipo del ministro de Economía reconocen que hay una «ralentización», pero aseguran que lo peor ya pasó. «Desde su asunción, el objetivo de Sergio Massa fue estabilizar y se sostuvo, y desde enero se desaceleró, la industria está claramente en una meseta por la sequía, el efecto más grande de la sequía pasó y esperamos que se mantenga la actividad», explican en Industria.

En medio de la campaña electoral, que en las últimas semanas incluyó la visita de Sergio Massa a empresas industriales, las estimaciones privadas son menos optimistas. Según FIEL, la producción Industrial registró en junio una caída interanual de 2,5% y una suba del 0,8% mensual, lo que resulta insuficiente para anticipar una recuperación y da cuenta de una «recesión poco profunda».

Durante el segundo semestre, podrían pesar las restricciones vigentes y las últimas medidas. Urgido por la escasez de reservas y los vencimientos con el FMI, el Gobierno impulsó una devaluación por medio de impuestos, que mejoró el dólar para las agroexportaciones y lo encareció para las importaciones, despertando el rechazo de las principales cámaras privadas.

«El acceso a las divisas para la importación de insumos y partes y piezas continúa resultando ceñido, a pesar de la activación de varios tramos del intercambio de divisas con China. A lo anterior se suma la generalización del impuesto PAIS para el pago de importaciones de bienes y servicios, que tendrá impacto en costos industriales y la actividad en los meses por venir», dijo FIEL.

Para Orlando J. Ferreres, la actividad general cayó 4,4% interanual en junio, acumulando una contracción de 1,3% en el primer semestre, y bajó 0,5% mensual. Lo atribuyó al mal desempeño del agro, aunque alertó que «la industria y el comercio también muestran en junio una aceleración en la contracción de su actividad, reflejando el enfriamiento general».

El tablero que miran en Economía muestra otros indicadores oficiales en rojo. En mayo, la actividad cayó 5,5% interanual y la construcción, 2,9%. En junio, la importación de bienes de capital se desplomó 15,9% interanual, la balanza comercial arrojó un déficit de US$ 1.727 millones, y la inflación subió 115,6%, la más alta desde agosto de 1991, según el INDEC.

«Las presiones inflacionarias también deterioran la competitividad, al igual que las dificultades para importar insumos y partes por el cepo, lo que afecta al sector externo en la misma dirección que la sequía. Por caso, las exportaciones a Brasil (principalmente industriales) entraron hace tres meses en terreno negativo, con una caída de 25,6 % interanual en junio», señaló el IERAL.

Las tensiones sobre el dólar son también un factor de preocupación en despachos oficiales. El demorado acuerdo con el FMI recalentó los dólares paralelos, y aunque finalmente el viernes pasado Massa y Fondo anunciaron que habían llegado a un arreglo, el alivio por los inminentes desembolsos no logró bajar la presión y las reservas netas negativas ya orillan los US$ 12.000 millones.

En ese marco, el Fondo empeoró el pronóstico de la Argentina, al proyectar una caída de la actividad del 2,5% y una inflación del 120% en 2023. En Economía, creen que el organismo «mira la foto y no tiene en cuenta la visión de las empresas», a la vez que destacan el crecimiento del empleo y la inversión, un fenómeno en el último caso alentado por el cepo y la brecha cambiaria.

SN

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