Forst: la serie polaca que se impuso en Netflix atrapa, pero no deslumbra

Si hubiera un mundial de series, Polonia ya merecería cupo. No sólo por su volumen de producción, que de a poquito va sumando títulos, sino por la calidad o el impacto de varias de sus series. De hecho, a casi 20 días de su estreno en Netflix -el 11 de enero- Forst sigue firme en el Top Ten de la plataforma. Y no porque sea brillante: tal vez, sencillamente, porque sepa atrapar… aunque hacia el final del relato le cueste mantener.

La ficción que está posicionada en el quinto lugar del ranking de visualizaciones en la Argentina está basada en una colección de libros de Remigiusz Mróz -un exitoso y joven escritor y abogado polaco-, y propone ver el derrotero de un investigador poco ortodoxo.

Los tres primeros episodios -de los seis que tiene, entre los 42 y 45 minutos cada uno- no dan respiro, pero luego las situaciones (que tienden a repetirse en su fórmula) empiezan a aflojar la cuerda. La historia comienza como un típico caso policial en el que las evidencias invitan y obligan a ir en busca de la verdad. Un cuerpo desnudo y crucificado en la montaña oficia de primera ficha de un dominó de sospechas, hipótesis, investigación oficial e investigación paralela.

Porque a Viktor Forst, el personaje central de este relato, lo separan del caso, pero el hombre del título no es de los que se den por vencido. Y decide hilvanar las pistas a su estilo, en las sombras, y amparado en sus propias sombras. Forst es de las criaturas de ficción oscuritas, complejas, ésas que esconden más de lo que muestran. Y quizá sea allí donde radique la mayor fortaleza de esta producción, rodada en la frontera entre Polonia y Eslovaquia.

Uno de los puntos fuertes de Uno de los puntos fuertes de «Forst» es la actuación de Borys Szyc en el papel principal.Si bien en cada episodio se va viendo cómo avanza -o se traba- la investigación, el guión permite especialmente saber cómo es la vida de este señor con dosis de cinismo, de melancolía, de enigma, de métodos poco ortodoxos. Pero, a la vez, dueño de una interesante tozudez asociada a su formación como investigador policial.

Ese ímpetu lo lleva a vincularse con una fotógrafa y periodista, Olga (Zuzanna Saporznikow), con quien teje una sociedad en las penumbras, alumbrada a la vez por la luminosidad de la nieve de los Montes Tatras, en esa cordillera que oficia de límite entre los dos países. La fotografía y los paisajes elegidos como locación son otros de los logros de Forst.

Y en el podio de lo mejor está la actuación de Borys Szyc en la piel de Viktor, el actor que sabe echar mano a la paleta de matices -siempre lejos de los tonos estridentes- para mostrarlo indescifrable.

La serie no sería buena si no contara con la belleza nevada de los Montes Tatras, en el frontera entre Polonia y Eslovaquia.La serie no sería buena si no contara con la belleza nevada de los Montes Tatras, en el frontera entre Polonia y Eslovaquia.Forst no sólo es buena, sino que también es maratoneable. Lo que le quita la chance de un «muy buena» es cierta obsesión por la intriga de la que al relato le cuesta salir. Ni qué hablar del tramo final del laberinto en el que más de un espectador debe haber quedado atrapado.

Ficha

Calificación: Buena

Policial/ Thriller Protagonistas: Borys Szyc y Zuzanna Saporznikow Guión: Agata Malesinska Dirección: Leszek Dawid Emisión: Seis episodios en Netflix.

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