Proyecto Vida: tras el fracaso con la Sputnik V nace un nuevo plan Covid

Marcelo Figueiras es el presidente del laboratorio Richmond. Su proyecto para fabricar vacunas contra el Covid en la Argentina experimentó en los últimos tres años una parábola de muerte y resurrección. Tras un momento de frustración, ahora busca alcanzar un final feliz.

La historia, como se recordará, comienza en plena pandemia de Covid, cuando en Argentina todavía faltaban vacunas. Entonces, con apoyo del Gobierno, Figueiras logró en julio de 2021 constituir un fideicomiso por 85 millones de dólares para crear el “Proyecto Vida”.

Dicho nombre derivó de la vacuna Sputnik V, cuya eficacia probada contra el Covid nunca logró el aval de la OMS. Las dosis que Richmond comenzó a envasar en Argentina fueron bautizadas “Sputnik Vida”, haciendo juego con la “V” de la marca original.

El laboratorio envasó unos 9 millones de vacunas mientras su propietario construía una nueva planta de producción en Pilar para dar sustento al “Proyecto Vida”. El objetivo era no sólo ya envasar la Sputnik V en el país, sino realizar la producción completa, desde el principio activo hasta su formulado final.

La invasión de Rusia a Ucrania, en febrero de 2022, torció el rumbo de esta historia justo cuando los inspectores de la OMS preparaban una última visita al Centro Gamaleya. El objetivo era revisar la corrección de ciertas observaciones previas cuya superación podía implicar que la Sputnik V pasara a tener, al fin, el mismo status internacional que las vacunas estadounidenses de Pfizer y Moderna.

Marcelo Figueiras, presidente del laboratorio argentino Richmond.Marcelo Figueiras, presidente del laboratorio argentino Richmond.Pero los misiles pudieron más. Esa inspección de la OMS nunca tuvo lugar y Richmond se encontró con que en su horizonte había un negocio al que definitivamente le faltaba una pata: cómo competir con las vacunas que tenían respaldo internacional.

A la vez, los tiempos previstos inicialmente para levantar la planta de Pilar se dilataban sin fecha cierta producto, según las explicaciones del laboratorio, de retrasos en la Aduana en el ingreso de maquinarias e insumos de construcción.

Fue un camino, como se ve, plagado de vicisitudes y obstáculos, que ahora, comenzado 2024, parece ir camino a encarrilarse. Figueiras estuvo exultante la última semana. ¿El motivo? La malograda Sputnik Vida conseguía reemplazo certificado en los planes de negocios de Richmond mediante otra vacuna contra el Covid.

La noticia se conoció pocas semanas antes de que la planta de Pilar finalmente corte cintas. La inauguración que se viene postergando ahora sí estaría confirmada para marzo, según confirmó el propio Figueiras al comunicar que -repitiendo los pasos de la Sputnik V- será ahora la vacuna de Cansino la que primero se envasará en el país y luego su producción será completa.

Efectivamente, Richmond logró la certificación de la ANMAT de la vacuna Convidecia y trabaja en la presentación de la misma vacuna pero contra la subvariante de Ómicron XBB1.5.

La nueva planta de Pilar donde se fabricará, entre otras, la vacuna de Cansino contra el Covid.La nueva planta de Pilar donde se fabricará, entre otras, la vacuna de Cansino contra el Covid.El laboratorio se encargó de explicitar en un comunicado que la vacuna de Cansino “fue aprobada por la Organización Mundial de la Salud y su eficacia fue evaluada en estudios realizados en distintos países, entre los cuales se encuentra Argentina. Y los resultados del estudio principal fueron publicados en la prestigiosa revista The Lancet”.

The Lancet había sido otro capítulo de la polémica con la Sputnik V, cuando no se difundían los resultados de eficacia y seguridad pese a que el medicamento ya se estaba aplicando. La publicación, al cabo, ocurrió el 2 de febrero de 2021, más de dos meses después de que las primeras dosis de la vacuna rusa ya habían inmunizado sin esa cuota de transparencia a unos cuantos miles de argentinos.

La certificación de la ANMAT, esta semana, fue el corolario del acuerdo entre Cansino y Richmond firmado en 2022 para la producción y comercialización de distintas vacunas. Ésta contra el Covid es la primera sobre la que se realizó transferencia tecnológica.

Cabe recordar que Cansino ya tuvo presencia en Argentina a través de la farmacéutica Cassará, que fuera intermediaria local entre el laboratorio chino y los Estados provinciales que deseaban adquirir la vacuna. Su novedad en aquel momento, contra la variante ancestral de Wuhan, era que era unidosis (ahora será sólo un refuerzo).

Pero la demanda en aquel momento pronto decayó y Cassará adoptó a su vez un camino alternativo: la alianza con la Universidad de San Martín para la investigación de la vacuna argentina Arvac, ahora ya aprobada y que en breve estará disponible para ser aplicada en el país.

El epílogo de esta historia ocurre ocho meses después de que la OMS diera por finalizada la pandemia, en un momento en que la demanda de vacunas contra el Covid se encuentra en su piso histórico, producto del desinterés de la población por completar sus refuerzos a pesar de que el virus nunca ha dejado de ser una potencial amenaza.

PS

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