Mariana Bianchini, el talentoso nexo entre el rock de los años 2000 con la generación de cantautoras

Mariana Bianchini comenzó a sobresalir en la escena under del rock argentino desde 1998, cuando se formó el grupo Panza, gracias a su poderosa presencia en escena, sus letras filosas y su actitud enérgica.

Hoy, 25 años después, sigue activa con discos solistas, ocasionales reuniones de la banda liderada junto a su pareja Sergio Alvarez, y también proyectos paralelos como libros para chicos y trabajos paralelos con gente como Esteban Sehinkman.

Sin proponérselo, se convirtió en una importante referente y ejemplo para las nuevas cantautoras, incluso tocando con varias de ellas, como la talentosa Cam Beszkin, y trabajando junto a Marilina Bertoldi. O participando del homenaje a Almendra en el CCK.

Mariana Bianchini y parte del vestuario ideado para la promoción y show de Mariana Bianchini y parte del vestuario ideado para la promoción y show de «Curtihembra», su nuevo disco. Foto de prensa.Y así como un primer reconocimiento fue tocar con Panza como telonera de Living Colour, Jon Spencer Blues Explosion y Stephen Malkmus, luego llegó el merecido y tardío premio Gardel al mejor álbum de rock alternativo en 2019 por su álbum Matrioska.

El nuevo álbum

Hoy, a cinco años de aquel disco, lanzó Curtihembra, una suerte de obra conceptual sobre la contradicción de los signos de la decadencia física con la confianza, seguridad y firmeza que te dan tantos años de trabajar en y con uno mismo.

«Vi que se repetía mucho -dice- esto de los signos del paso del tiempo versus lo que me cuesta la tecnología. Es la contradicción de sentirme muy joven, pero a la vez ver los inicios de la decadencia. Entonces apareció esta idea de la curtihembra como un lugar donde uno tiene la piel más curtida después de tantos años de rock y las batallas son otras. Ya no te enganches en cualquiera y las balas ya no te entran como antes. Tenés otra actitud ante la vida y también está la experiencia; por eso hay ironías y humor, algo que nunca había usado».

Mariana Bianchini, Mariana Bianchini, «front-woman» en Panza desde 1998 y también solista. Foto Juano Tesone -Cómo surgieron estas canciones?

-Las tenía previo a la pandemia, y quería grabar ahí en ese momento, pero al tener ese parate volví a componer, o sea que acumulé como 30 canciones. Entonces tenía mucho para elegir, y después las letras las revisé, las cambié y las trabajé en un taller de escritura de Santiago llach y Alejandra Bargo para que haya una mirada más poética.

Y cuando lo fuimos a grabar fue maravilloso, junto a Facundo Rodríguez como ingeniero de grabación, mezcla y mastering.. Por influencia de mi hijo de 16 volví a escuchar a Peter Gabriel y Talking Heads, así que buscamos con el baterista otros sonidos.

-Todo hecho en forma independiente y ante la adversidad de turno, como la crisis económica.

-¡La adversidad siempre! Terminás haciendo las cosas para ponerle onda, porque la verdad es que todo lo que implica sacar un disco, tocar y toda la movida tiene que ver con ponerle un amor. Lo hacés para vos, pero también para seguir tan joven como eso de seguir sintiendo y deseando todo igual. Ya sé que Papá Noel no existe, pero por momentos hagamos que sí.

-¿Difundir un disco o un show es igual de difícil que siempre?

Mariana Bianchini en la épcoa de su disco anterior, Mariana Bianchini en la épcoa de su disco anterior, «Matrioska». Foto gentileza Nora Lezano-Para mí es muy importante que la gente te conozca. No sé si repercute en tu venta de entradas, pero sí repercute en tu trayectoria. Eso hace que puedas sostener en el tiempo. Es muy difícil que la pegues y estés comiendo camarones en un barco. Puede pasar, pero es como ganarse la lotería. Entonces, si la pegás te tiene que agarrar haciendo cosas

Si haces algo que te guste de verdad, por ahí lo puedes mantener toda la vida. Después, si la gente va o no va, son circunstancias de la vida. No todo el mundo te va a amar. El que quiera ir irá.

-La pregunta del millón: es más fácil ahora hacer rock?

-Creo que es mucho más fácil. Hay dos cosas que están buenas. La tecnología es más accesible hoy que cuando yo era chica, porque la mayoría puede tener una compu y aprender a grabar aunque no tenga el mejor micrófono.

Otra cosa es que esta generación tiene algo que también teníamos nosotros, que es creer que somos especiales y que nos merecemos ser estrellas, artistas y que la gente te likee. Hay como una cultura de vos podés, vos sos especial. Eso hace que muchos más empiecen a curiosear y a animarse a hacerlo, grabarlo y editarlo, mientras que antes tal vez para grabar y editar tenías que tener un sello.

Un poco sola

-Hay muchas cantautoras nuevas, pero vos estás medio sola entre una generación y otra, ¿no?

-Las que conozco son más jóvenes y de las mayores que yo solo se me ocurre Andrea Álvarez haciendo rock. Tampoco había chicas cercanas a nosotros en la época de Panza. Tocábamos y por ahí me cruzaba con Oisin, que era una banda de chicas, pero no están. No había otra «front-woman» y esa escena se fue diluyendo.

Yo tengo 47 y las demás chicas vinieron después, tanto las acústicas de la camada post-Cromañón como también Marilina Bertoldi y Paula Maffia.

Mariana Bianchini cantando a Almendra en el CCK. Foto gentileza Dirección Nacional de Organismos Estables/Guillermo Mata.Mariana Bianchini cantando a Almendra en el CCK. Foto gentileza Dirección Nacional de Organismos Estables/Guillermo Mata.-Ahora sí hay una escena nueva de mujeres en bandas de rock.

-Hay algo que está pasando como fue en los ’90 con el nuevo rock argentino, con estas bandas que salen, se juntan, después se van a tomar una birra y después vuelven a tocar y se comparten los músicos. En cambio con Panza siempre fuimos medio una isla y nunca logramos esta sensación de movida.

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